Más de cien países se comprometieron a “acelerar los esfuerzos” para poner fin al trabajo infantil al año 2025 y a terminar con el empleo forzoso para el 2030 al término de la cumbre de la Organización Internacional del Trabajo que se realizó en Buenos Aires. Estos son los primeros objetivos de la llamada Declaración de Buenos Aires, acordada en la conferencia de la OIT en la que también se cerró la IV Conferencia Mundial sobre la Erradicación Sostenida del Trabajo Infantil.

La Declaración de Buenos Aires insta además a las naciones a “armonizar, con carácter de urgencia, las políticas, estrategias y planes de acción con plazos precisos pertinentes para la erradicación del trabajo infantil y del trabajo forzoso”. Para “prevenir, detectar y eliminar” el trabajo infantil, el documento menciona áreas que deben ser fortalecidas: las autoridades públicas, las empresas, la sociedad civil y las comunidades locales. 

Además, recomienda a los países “fortalecer los marcos jurídicos nacionales” y actualizar de manera periódica la lista de “trabajos peligrosos prohibidos para todos los niños”. También se puntualiza que los estados tienen que proteger y asistir a las víctimas, “asegurando su acceso a mecanismos administrativos y judiciales, y a vías de reparación efectivas como la integración en la educación y la rehabilitación, así como prever sanciones apropiadas para los infractores”.

Los países firmantes también se comprometieron a promover la transición de una economía informal a otra formal, así como propiciar el “desarrollo rural inclusivo”.