Marta Vázquez, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, falleció hoy en Buenos Aires a los 90 años. Será velada esta tarde en la Legislatura porteña. Símbolo de la lucha por los derechos humanos, su vida cambió el 14 de mayo de 1976, cuando la dictadura militar secuestró a su hija María Marta, embarazada, y a su marido, César Lugones.

Nacida en Bahía Blanca, Marta Ocampo se casó con el diplomático José María Vásquez, con quien tuvo seis hijos. María Marta, la única hija mujer del matrimonio era psicopedagoga, y con su marido César Lugones trabajó en comunidades mapuches de la Patagonia antes de volver a Buenos Aires, donde desarrollaron tareas en la villa del Bajo Flores. Ambos militaban en la JP. “Construyeron una guardería para que las madres pudieran ir a trabajar. Ella hacía apoyo escolar y cuando faltaba una maestra, me llamaba desesperada y me decía: ‘¿No podés venir?’. Yo soy maestra pero nunca había ejercido”, recordaría su madre.

Cuando se produjo el secuestro, los Vázquez estaban en México, donde José María era Ministro Consejero en la Embajada argentina. “Nunca voy a poder olvidar aquella llamada telefónica del 15 de mayo del ’76 a las 5 de la mañana”, contó la mujer sobre el hecho que cambió su vida. Cuando atiendo, mi hijo Alberto me dice: ‘Mamá, se llevaron a María Marta y César’. No entendía qué pasaba. Ahí le di el teléfono a mi marido y me fui a buscar a mi hijo Gustavo. Fui al otro teléfono. Era inútil, no sabíamos qué quería decir que se los habían llevado. No pudimos saber lo que era el horror que venía atrás”.

En los primeros meses, fue su marido quién se movió, merced a sus contactos con militares. Se cortaron vínculos con diplomáticos que negaron apoyo. Vázquez sólo volvería al Palacio San Martín como Madre de Plaza de Mayo. Incluso hubo familiares que se abrieron, “salvo mi papá, que nos apoyó en todo a las Madres. Era el abuelo de Plaza de Mayo y como vivía cerca de la Plaza a veces nos juntábamos en su casa”. Los Vásquez se vincularon con Emilio Mignone, también padre de una desaparecida, y futuro fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). 

Durante toda la dictadura, ya como parte de las Madres, Vásquez mantendría la esperanza de hallar con vida a María Marta. Mientras tanto, se vinculó con la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (Fedefam), que llegaría a presidir, y entró en contacto con sobrevivientes del campo de concentración donde  fueron vista su hija y César Lugones: la ESMA.

La familia supo del embarazo de María Marta bastante más tarde. Se calcula que el parto fue hacia enero de 1977. El dato del parto  le llegó por boca de Adolfo Scillingo, el marino que confirmó la existencia de los vuelos de la muerte. Fue en una entrevista con el militar, donde le mostró las fotos de María Marta y César. A su yerno no lo reconoció. “Cuando vio la de María Marta se le cambió la cara, se puso pálido. La seguía mirando y no me decía nada. Fue un segundo de espera intensa, de miedo, y de pronto me dijo: ‘Usted sabe ya que ella no está, pero su nieto sí’. Yo me enteré un tiempo después de que María Marta estaba embarazada. Me insinuó que ella había sido llevada en los vuelos. Me dijo algunos nombres para averiguar sobre mi nieto. Salí temblando”.

En 2013 declaró en el tercer juicio por los crímenes cometidos en la ESMA. “No perdemos las esperanzas de que algún día la verdad nos llegue, de que alguien comprenda el horror que han cometido y lo den a conocer. Sean responsables y valientes por lo que han hecho: hasta ahora no demuestran valentía”, dijo ante el Tribunal. En el juicio estaba imputado Jorge Luis Magnacco, el médico de la ESMA que atendió los partos en la clandestinidad, incluido el de su hija.

Vázquez recibió varios honores, como el de “Personalidad Destacada de los Derechos Humanos” que le concedió la Legislatura porteña en 2012. “A los 86 años veo las cosas con otra visión, nunca me imaginé recibir este homenaje; en 35 años de lucha no logramos encontrar a nuestros hijos, pero hemos tomado su militancia”, dijo entonces. En septiembre de 2015, recibió en nombre de la Línea Fundadora el doctorado honoris causa que la Universidad Nacional de La Plata concedió al grupo de derechos humanos.

La lucha de más de cuatro décadas podría resumirse en las propias palabras de Vásquez ante el Tribunal Oral Federal 5 cuando declaró en el juicio de la ESMA hace cuatro años: “Algo adentro mío me decía: ‘No abandones, tenés que seguir, si no recuperás a tus hijos vas a salvar a otro y abrir el camino para tus nietos y bisnietos, abrir el camino para el futuro, por eso he seguido hasta hoy en Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora”.