El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, nombró ayer  a un aliado de la industria de las energías fósiles y escéptico del cambio climático al frente de la Agencia de Protección Ambiental, (EPA, en inglés) poniendo dudas sobre años de esfuerzos estadounidenses contra la contaminación en el planeta.

Como cabeza de la EPA, el fiscal general de Oklahoma, Scott Pruitt, un republicano de 48 años, es la última selección del millonario para integrar su gabinete, a menos de siete semanas de que asuma las riendas de la mayor economía del mundo. “Durante demasiado tiempo la Agencia ha gastado dinero de los contribuyentes en políticas anti-energía que están fuera de control y que destruyeron millones de puestos de trabajo, mientras afecta a nuestros granjeros, negocios e industrias’’, señaló Trump en una nota oficial.

De acuerdo con el empresario, Pruitt “revertirá esa tendencia y restaurará la misión esencial de la Agencia de mantener nuestro aire y nuestra agua limpia y segura’’. “Mi administración cree firmemente en la protección ambiental, y Scott Pruitt será un defensor de esa misión al tiempo que promoverá empleos, seguridad y oportunidades’’, añadió.

Pruitt acusó a la EPA de exceder los límites de la Constitución a la hora de fijar regulaciones medioambientales y está considerado como una figura muy próxima a las empresas de hidrocarburos. Organizaciones ecologistas como Sierra Club ya han advertido que poner a Pruitt al frente de la EPA es como colocar “a un pirómano a cargo de combatir incendios”. 

En las acciones de Estados Unidos para combatir el cambio climático, la EPA tiene un rol central: la agencia determina qué compromisos internacionales el país puede asumir y como implementarlos.

Especialistas y opositores de Trump ven a Pruitt como cualquier cosa menos un defensor del medio ambiente, y recuerdan que en su actual cargo de fiscal en Oklahoma pasó parte importante de su gestión batallando precisamente contra la agencia que ahora conducirá.

Pruitt “pasó varios años luchando con uñas y dientes para ayudar a contaminadores a evitar la protección ambiental que esta nación ha implementado’’, advirtió el legislador Steny Hoyer, un importante líder de la bancada del partido Demócrata en la Cámara de Representantes.

“No hay nada bueno sobre esto’’, dijo Michael Burger, director ejecutivo del Sabin Center for Climate Change Law de la Universidad de Columbia. “Pruitt es un conocido conspirador con la industria de energía fósil y lo digo en un sentido literal’’, señaló, citando sus esfuerzos en nombre de empresas de Oklahoma para demandar a la agencia en 2014.

Su nombramiento al frente de la EPA “podría tener realmente consecuencias devastadoras’’ porque Pruitt seguramente buscará desmantelar las medidas de Barack Obama para reducir la contaminación en las centrales eléctricas, dijo Ken Kimmell, presidente del sindicado de Científicos Preocupados. En todo caso, parece revertir cualquier esperanzas de los ambientalistas surgidas luego que Trump recibió el lunes al exvicepresidente Al Gore, célebre tribuna de la lucha contra el calentamiento global. La propia biografía oficial de Pruitt destaca su papel como un “líder en la defensa contra el activismo de la EPA’’.

El actual fiscal general de Oklahoma se reunió ayer con el presidente electo en la Trump Tower de Nueva York, donde el magnate vive y tiene su cuartel general para las gestiones que está realizando para formar el gabinete que lo acompañará en la Casa Blanca a partir del 20 de enero.

Trump negó durante meses la realidad del cambio climático y llegó a decir en las redes sociales que se trata de un “engaño de los chinos”.

En la campaña electoral, Trump se mostró también partidario de “cancelar” los acuerdos sobre medioambiente de la cumbre de París celebrada en 2015 y suscritos por más de 170 países, y aseguró que “retiraría” todos los fondos de Estados Unidos para las Naciones Unidas que tengan que ver con el cambio climático.

Por otra parte Andrew F. Puzder, director de la cadena de restaurantes CKE, será el secretario de Trabajo del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, según difundieron ayer diversos medios de comunicación. El Wall Street Journal  detalló que Puzder se distingue por oponerse desde su empresa a todas las regulaciones del gobierno. También el New York Times informó acerca del inminente nombramiento de Puzder y destacó que no se trata de alguien que suela preocuparse por los derechos de sus empleados.

El poderoso empresario Andrew “Andy” Puzder apoyó a Trump durante la campaña electoral. Además, se opuso a la ley conocida como “Obamacare”, la reforma sanitaria del mandatario saliente Barack Obama. Asimismo, se expresó muy crítico del salario mínimo de más de nueve dólares por hora porque considera que afecta la rentabilidad empresaria. CKE Restaurants abarca a las cadenas de comida rápida Carls Jr. y Hardee’s. En total CKE cuenta con 75.000 empleados en Estados Unidos y unos 100.000 en otros 40 países. El ingreso, según el Wall Street Journal, es de 4.300 millones de dólares.

En otro guiño a las petroleras, Trump presuntamente estaría considerando al presidente de Exxon, Rex Tillerson, para la cotizada posición de secretario de Estado.

La elección del magnate neoyorquino de 70 años descalabró el status quo en Washington, y el mundo espera en suspenso ver cómo llevará  a cabo políticas en clima, seguridad nacional, comercio e inmigración.

El nombramiento de la cabeza de la EPA sigue a otras controversiales elecciones de Trump: el excandidato presidencial Ben Carson, un neurocirujano, liderar  la cartera de Vivienda y Urbanismo; y Jeff Sessions, un senador anti-inmigrante y criticado por comentarios racistas, será el Fiscal General.

El miércoles, Trump eligió al gobernador de Iowa, Terry Branstad, un aliado político con tres décadas de relaciones con el presidente chino Xi Jinping como embajador en Pekín, un posible mensaje de concordia hacia el gigante asiático tras unas cortantes declaraciones recientes del presidente electo.