Este domingo 26/11 desde las 15 y hasta cerca de la medianoche, el Sónar desembarcará de vuelta en Buenos Aires. Y lo hará en Villa Martelli, en Tecnópolis, tras tener como última sede a la Usina del Arte. De las cuatro ediciones realizadas en el país, ésta parece ser conceptualmente la más cercana a la matriz catalana, terruño de origen del evento. Pero no tanto por el Sónar + D (el congreso creativo y tecnológico del festival, con exhibiciones, conferencias y charlas) sino por su propuesta musical.

Además de permitir el tardío debut local de la agrupación islandesa de post rock y art rock Sigur Rós, cuyo primer álbum, Von, celebra dos décadas en 2017, este Festival Internacional de Música Avanzada dispuso hacer gala de su condición de oráculo de la modernidad. Y para ello curó una programación que incluye a figuras internacionales de la talla del DJ inglés Gilles Peterson, uno de los mayores apologizadores del groove en todo el mundo. O los alemanes Oval, referente del primer IDM, y Pantha Du Prince, alquimista del minimal techno y el dark ambient. Y también se meterá con las diferentes perspectivas de la música urbana, a cargo de C. Tangana y Tokimonsta. Aunque el que se perderá este fiestón será el danés Trentemoller, quien canceló su visita la semana pasada.

Los tres escenarios de esta versión del Sónar Buenos Aires servirán igualmente para redimir la labor de iconos argentinos de la vanguardia musical de la talla de Daniel Melero, Emisor o King Coya. La terna estará respalda nada menos que por la nueva generación de artífices y arengadores del baile y la experimentación sonora, de los que destacan la dupla de baleric beat Ibiza Pareo, la nü cumbia digital de Sidirum, el dance político de Carisma, la canción pop de Marcelo Ezquiaga y el cruce de Franco Cinelli y Andrés Zacco en Greener. Es que este festival da para todo.