El capitán Héctor Alejandro, vocero del equipo de la Armada estadounidense que desde Comodoro Rivadavia coordina las tareas del posible rescate del ARA San Juan,  estimó que, en caso de ubicarse la nave, el salvataje de los tripulantes tardaría alrededor de diez horas.

“La tarea está difícil”, definió el militar norteamericano, quien durante una entrevista con radio La Red dio especificaciones de la tecnología que en los últimos días llegó al país para colaborar con la búsqueda y rescate del submarino argentino sin rastros desde hace una semana.

Según explicó, la Armada estadounidense cuenta con dos sistemas de rescate: un submarino no tripulado y en el que viajarán dos médicos que, en el caso de hallarse el ARA San Juan, bajarán hasta las profundidades para asistir a los tripulantes a rescatar. Este módulo de rescate presurizado que trabaja en conjunto con el buque Sophie Siem, encargado de remolcar la nave a control remoto.

“Primero hay que poner el buque en el lugar correcto. La distancia (en que podría estar el submarino argentino) todavía no se sabe. Pero se tardaría entre 20 y 30 minutos para mover el sistema desde la superficie hasta una profundidad máxima de 600 metros”, especificó.

El tiempo de la operación para cada una de las veces que se envíe el mini submarino hasta el lugar de rescate oscila “entre dos y tres horas”, añadió. El submarino no tripulado “tiene una puerta especial para poder conectarse (con la nave a rescatar) a un ángulo de hasta 45 grados, dependiendo de si esta está tocando fondo”, y un sistema que varía la presión en cada momento que el ascenso lo requiera.

Para esto, bajarán también dos médicos que se encargarán del monitoreo sanitario de los tripulantes rescatados. “Pero lo más difícil es encontrar el ARA San Juan”, insistió Héctor Alejandro.

Según el capitán de la Armada norteamericana, la operatividad de esta aparatología de rescate está en manos de 50 marines de esa fuerza, que se suman a una cantidad similar que está a cargo del sistema que opera desde el buque apostado en Comodoro Rivadavia. “No llegamos aquí para no poder encontrarlos. Llegamos para salvar vidas, y es lo que queremos hacer”, concluyó.

Según el vocero, “esta va a ser la primera vez que se utiliza este sistema en una misión real”. Hubo, sí, ensayos y simulacros. “Entrenamos mucho el año pasado en Chile”, reveló y afirmó que, por ello, uno de los requisitos que pone la Armada estadounidense es que las naves de “cada país sean compatibles con nuestro sistema”.