La revolución tecnológica es irreversible. Ahora más que nunca, los diversos sectores de la cultura –música, teatro, cine, arte y edición– tienen que debatir acerca del proyecto de ley presentado por los senadores Federico Pinedo y Liliana Fellner. “Las grandes plataformas han encontrado un blindaje que las habilita para explotar los derechos de autor y la propiedad intelectual que no les pertenece”, advirtió el librero Ecequiel Leder Kremer, vicepresidente la Cámara Argentina de Papeleras, Librerías y Afines (Capla), quién definió a la “Ley Pinedo-Fellner” como un proyecto que “está maquillado bajo la excusa de la libertad de expresión”. “Los mecanismos que se prevén para ejercer la defensa de la propiedad intelectual son absolutamente improcedentes. La velocidad a la cual se publican los contenidos es escalofriante. Los tiempos de la justicia son otros”, planteó Leder Kremer durante la apertura de la conferencia de prensa realizada ayer por la tarde en el café Tortoni, acompañado por representantes de más 25 entidades de gestión que rechazan el proyecto, como la Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes (Aati), Asociación de Dibujantes de Argentina (ADA), Asociación de Ilustradores Argentinos, Asociación de Literatura Infantil y Juvenil Argentina (Alija), Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra, Asociación Civil de Interpretes Argentinos de Doblaje (Iadac), Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, Fundación InterArtis Argentina (IAA) y Red de Editoriales Universitarias Nacionales (Reun), entre otras. 

Sergio Vainman, en representación de la Sociedad General de Autores de la Argentina (Argentores), leyó la solicitada que se difundirá hoy en varios diarios: “El mundo digital está gobernado por gigantes que imponen las reglas del mercado (...) Los creadores somos una parte fundamental para la existencia y el funcionamiento de ese negocio, pero somos los únicos que no participamos de las ganancias. Estas mega empresas usan nuestra obra para promocionar su servicio y así poder captar usuarios, y se transforman, entonces, en partícipes necesarios, a nuestro entender, de una violación a los derechos de autores e intérpretes. Hasta ahora solo lo hacen porque sí. Porque pueden. Porque son Goliat”. Argentores, junto con las otras dos entidades que firman esta solicitada Directores Argentinos Cinematográficos (DAC) y la Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (Sagai), solicita a los diputados que “no le entreguen la honda a Goliat”. Alejandro Vaccaro, en representación de la Fundación El Libro y como presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (Sade), señaló algunos déficits del proyecto, entre los que subrayó que “la única opción para el autor es el litigio”, que “está fuera de sintonía con el deber general de no dañar y prevención del daño”, que “omite la creación de un protocolo para la baja rápida” y que “no regula el derecho al olvido”. 

“Google actúa de manera muy decisiva en la vida cultural al punto de presentarse como una agencia promotora de la libertad de expresión que ejerce un poder empresarial enorme sobre toda la producción cultural del planeta”, reflexionó el escritor y sociólogo Horacio González, quien precisó que no se puede promover un proyecto de tamaña significación sin un debate previo. “La voracidad de Google deber estar sujetas a las leyes estipuladas a la manera en que una nación protege y estimula sus fuentes culturales”, concluyó el ex director de la Biblioteca Nacional.