El Chino Vera mira a Stuka, a su lado, y le espeta sin filtro: “Va a ser un placer compartir escenario con vos por primera vez. Fuiste mi principal maestro, siempre te seguí. Cuando tocaban Los Violadores yo te veía a vos. Aprendí de tu forma de expresarte, con tu fuerza y sentimiento, pero también con las terribles composiciones que escribiste”. Stuka se siente halagado, aunque no puede ocultar su irrefrenable ironía: “¡Qué sigue ahora! ¿Me vas a dar un beso?”. Todos ríen a carcajadas alrededor de la mesa improvisada en el Almacén de Mala Difusión, rockería recién agregada a lo que ya era un sello y una productora. Pero la cadena de inspiraciones no se agota allí. Martín Locarnini (más conocido como Locar) le devuelve al Chino: “¡Yo te miraba cuando tocabas en Attaque y aprendí de vos!”. Cierra la ronda Matías Longo, cantante de Pichones, representante de la nueva generación del punk criollo, con una alegría inevitable: “¡Nosotros nos educamos escuchando a todos estos monstruos!”.

Los cuatro, cada cual con su proyecto, animarán el festival que Mala Difusión hará mañana en Uniclub para celebrar sus 20 años, con una cartelera irresistible: Pichones a la carga de Asesinato en Manhattan, su álbum debut; el Chino Vera y su grupo haciendo canciones propias y también aquellas que grabó en Attaque 77 (fue su bajista en los discazos El cielo puede esperar y Ángeles caídos); Locar como elemento del regreso de De Romanticistas Shaolin’s –proyecto liderado por Federico Pertusi– y, como cierre, Stuka adelantando el material que sacará después del verano.

“Los festivales son hinchapelotas. ¡Odio estar haciendo cola para tocar! Es un asco. Pero acá es distinto: nos conocemos, va a ser una noche de amigos para divertirnos. Y, de paso, lo apoyamos al Tanu…   ¡así nos caga menos!”, bromea Stuka. Tanu es Gustavo Tanusi, espíritu fundante de Mala Difusión, quien desde principio de año viene delineando este evento para conmemorar dos décadas en activo de un proyecto que incluye una revista, además del impresionante catálogo discográfico. “Pichones tiene que ver con Mala Difusión, ya que gracias a ellos pudimos tocar muchas veces y sacar nuestro primer disco”, afirma Matías Longo, mientas que Locar asiente desde su experiencia: “Lo mismo le sucedió a Romanticistas, por eso decidimos juntarnos únicamente para este show”.

Este trasvasamiento piramidal de la historia del punk doméstico –Stuka con Los Viola en los ‘80, el Chino con Attaque en los ‘90, Locar en los Romanticistas de los 2000 y Longo pujando Pichones en la nueva era– permite también observaciones hacia adentro. “En cierto momento, el punk se volvió una moda y solo bastaba ponerse una remera de Ramones para definirse como tal, pero el tiempo acomoda todo y queda lo que es de verdad”, apunta Vera. Stuka reivindica “la imagen que das, además de lo que comunicás”. Longo sostiene: “Rescato de la esencialidad punk el compañerismo no sólo entre artistas, sino también en el público. ¡Todavía hay gente que se pasa discos!”. Y Locar apunta al futuro del no-futuro: “El punk se autogestiona, pero también se autodestruye. Por eso es bueno seguir generando cosas. ¡No nos volvamos un museo!”, implora.

* Viernes 1/12 a las 19 en Uniclub, Guardia Vieja 3360.