La serie Día Cero, que se puede ver en Netflix, se centra en la figura y el personaje de Robert De Niro. Creada por Eric Newman, Noah Oppenheim y Michael Schmidt, y dirigida por Lesli Linka Glatter, la serie consta de seis episodios y se trata de una especie de galaxia en la que el mítico actor es el centro del sistema solar y todos los planetas giran a su alrededor. La actuación de De Niro es simplemente brillante, un epilogo a una carrera de décadas que pasó por todos los géneros, desde la comedia al drama, pero que resalta en esos personajes borders, como el de Taxi Driver o Cabo de Miedo. En esta nueva producción televisiva encarna a un ex presidente de Estados Unidos, que es convocado por la primera mandataria para llevar adelante una investigación sobre un ataque cibernético que terminó con la vida de miles de ciudadanos. Todo en la serie, el guión, reparto, la historia, están al servicio de De Niro, quien se vuelve el héroe que salva al país del apocalipsis y que le devuelve la altura moral a una dirigencia caída en la corrupción, la mentira y la falta de ética. La narrativa de la serie refuerza la idea de hombres poderosos como salvadores de las políticas de sus países.

La trama va y viene al relato externo, que el ex presidente enfrenta con sus acciones públicas para resolver el conflicto, y el relato interno que se centra en la locura y supuestos problemas mentales que sufre o que los autores del atentado intentan hacerle creer. El personaje no deja de escuchar en su cabeza la canción Who Killed Bambi?, de los Sex Pistols, que sonaba cuando murió su hijo de sobredosis.

Día Cero es una de esas series que operan como un imán, y que sabe manejar los tiempos de atención para que se vuelvan un entretenimiento asegurado, sin embargo la falta de profundidad en el desarrollo de los personajes y la simplicidad a veces infantil de la trama no logran que llegue a funcionar.

La mayoría de los personajes que giran alrededor del ex presidente George Mullen son mujeres. ​Angela Basett interpreta a la presidenta Evelyn Mitchell, una mujer afroamericana, un guiño a la sociedad norteamericana que hasta ahora no se atrevió a votar en mayoría a sus candidatas mujeres. La presidenta intenta mostrarse decidida y audaz, pero lo cierto es que termina dejándose llevar por las ideas del ex presidente y se entrega a sus manejos y manipulaciones.

Lizzy Caplan interpreta a Alexandra Mullen, la hija del presidente que se enfrenta a su propio padre hasta que se da cuenta de que él tenía razón. Encarna a una congresista que intenta diferenciarse de su padre y desarrollar una carrera política sin la sombra de su progenitor, en medio de tensiones familiares. Igual que Mitchell no lo termina de lograr y el personaje de Robert De Niro se eleva como el dios que todo lo sabe y todo lo conquista, una suerte de sujeto omnisciente que maneja los destinos de las personas que lo rodean.

Joan Allen es Sheila Mullen, la esposa del ex presidente. Aparece como una mujer preocupada por su marido y con la intención de protegerlo, un rol marginal que da cuenta de cómo las mujeres de los políticos quedan muchas veces desdibujadas y sin personalidad.