Al conmemorarse los 30 años de la Gobernación bonaerense de Antonio Cafiero queremos poner en valor su gestión de gobierno y su gesta política que permitió al peronismo recuperarse electoralmente luego de la derrota de 1983. Lo hizo en una época donde hubo también que cuidar a la democracia naciente, a la que hubo que defender de condicionamientos militares y económicos.

Un agobiante endeudamiento externo y las secuelas del Terrorismo de Estado fueron las mayores condicionalidades de la transición democrática. En una compleja y difícil tarea política, Antonio Cafiero tuvo que poner el hombro a la naciente institucionalidad, pero a la vez dar un duro debate con el gobierno de Alfonsín. El contenido del histórico discurso sobre la ilegitimidad de la deuda externa de Antonio Cafiero como diputado nacional en 1986 marcó un hito diferenciador, pero no dudó en estar en el balcón de la Plaza de Mayo junto al presidente Alfonsín en los sucesos de Semana Santa de 1987.

El peronismo, por primera vez sin Perón vivo, debía recuperarse de la derrota, resolver su conducción democráticamente y al mismo tiempo actualizar su pensamiento.  Por ello Antonio Cafiero creó el MUSO (Movimiento Unidad, Solidaridad y Organización) una respuesta re organizativa para unir lo desunido y hacerlo solidariamente, incorporando a las nuevas generaciones. En el campo de las ideas  programáticas Antonio Cafiero creó el CEPARJ, Centro de Estudios para la Renovación Justicialista, donde rescató la riqueza del pensamiento peronista, convirtiéndose en un instrumento que puso los libros al servicio de las alpargatas, el conocimiento en defensa del trabajo y el trabajador.

La elaboración de las bases programáticas para gobernar la Provincia de Buenos Aires se forjaron con una enorme modalidad participativa. La idea de avanzar en una democracia participativa, se manifestó luego del triunfo del 6/9/1987 en todas las áreas y en todos los actos de su gobierno que Cafiero denominó: Gobierno del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires. Participación en el Plan Trienal de Gobierno, en los Consejos Consultivos en las escuelas, en los Consejos de Seguridad, en la Política Social, en la gestión hospitalaria, en las jornadas de trabajo voluntario donde con la participación de vecinos y municipios se resolvía infinidad de necesidades concretas. ¡Hasta en cárceles, con la participación de los propios internos, se hicieron celdas dignas! La participación también incluyó a la oposición política a quienes se les entregó los organismos de control del Estado bonaerense. Y resultó como decía Perón, que los hombres son buenos pero vigilados son mejores, ya que no hubo ningún caso de corrupción en los cuatro años de gobierno.

Todo ello en un marco económico nacional donde hubo que sobrevivir a dos hiperinflaciones, en los años 1989 y 1990. Las secuelas sociales de esos cataclismos económicos obligaron a montar una gigantesca red de ayuda social y alimentaria, que alcanzó a más de 3.000.000 de bonaerenses. Pero también se plantearon las soluciones de fondo y se elaboró un minucioso informe sobre la grave situación socioeconómica en el Conurbano Bonaerense; que fue el fundamento de lo que más adelante seria la reparación histórica, el Fondo del Conurbano.

Hubo también propuestas disruptivas y novedosas como el Plan sanitario ATAMDOS, la descentralización impositiva municipal y se intentó plasmar la autonomía municipal en el fallido intento de Reforma Constitucional. Una reforma con un contenido profundamente humanista y social; que enfrentó valientemente los vientos neoliberales que azotarían luego a nuestro país. La obra pública se multiplicó a partir de la descentralización municipal: viviendas, obra hidráulica, caminos, etc. En materia de reforma del Estado, se optó por buscar el modelo de empresa social, con participación de trabajadores y usuarios, como modelo antagónico del privatizador. También hubo osadía al plantar bandera en defensa de la soberanía comunicacional  con la puesta al aire televisivo del Canal 4, que constituyó un valioso precedente a lo que luego sería la “Coalición por una Radiodifusión Democrática”.

A tres décadas del momento histórico que rememoramos, honrar a Antonio Cafiero es honrar al hombre que trabajo y gobernó con participación popular, es rescatar la necesidad de unir lo desunido, de organizar lo desorganizado, de volver a las fuentes de la propia identidad, para sentar las bases de un nuevo modelo nacional, para debatir, para consensuar, para que si el pueblo lo hace propio, como ocurrió en aquel 17 de octubre de 1945, lo convierta en un nuevo Proyecto Nacional. Por último recordar a Ana Goitia, la compañera de toda la vida de Antonio, que con amor y sencillez, se convirtió en rueda de auxilio de todo un gobierno y por ello es cariñosamente recordada por todos.

* Rafael Romá, Ginés González García, Felipe Solá, Mario Cafiero, Irma Parentela, Jorge Remes Lenicov, Ana Luisa Cafiero, José Luis Di Lorenzo, Osvaldo Papaleo, Renato Miari, Martín García.