Máquina de Escrever Música

2000

Aunque está firmado como miembro de +2 (su proyecto junto a Domenico Lancellotti y Alexandre Kassin), es su debut como solista. O, al menos, como solista en los términos de Moreno y los viejos combos de jazz. El año es una flecha. Mientras sonaba la cuenta regresiva del Y2K, canciones como “Enquanto Isso” trataban de formular la ecuación de vanguardia y tradición sobre el oxígeno de Río de Janeiro. Björk y Jorge Ben. Arto Lindsay y Maria Bethânia. Beck y la movida de Pernambuco. Ahí, en la cima de ese morro, metieron la canción inmortal en una cápsula de híper-sueño para mandarla al espacio: “Deusa do amor”.

Solo in Tokyo

2011

¿Cuánta gente había en el público? A juzgar por los aplausos, la intimidad es total y sienta de maravillas a la canción de Moreno. Como si fuera una declaración de principios, el repertorio abre y cierra con temas de Dorival Caymmi (el show completo está dedicado a su memoria) así como pendula entre la guitarra acústica y el set minimalista de percusión. Todo es concentrado. No sobra nada, no falta nada. Así, cuando la voz avanza sobre la delicadísima “Sertão”, casi podemos tocar con la yema de los dedos el aire encantado de la capital japonesa. Es una de esas noches.

Coisa Boa

2014

Una vez cerrada la trilogía exploratoria de +2 (con la banda de sonido para el Grupo Corpo como bonus track), Moreno dejó estacionar su búsqueda. Produjo una pila de discos ajenos, se mudó a Salvador de Bahía y se ocupó, casi exclusivamente, de vivir. Coisa Boa, desde su propio título, parece un disco simple. Lo es y no lo es. “Lá e cá”, el tema de apertura, suena como una nana de playa grabada en las mismas sesiones de Kid A. ¿A quién se le ocurre? El approach budista de la segunda mitad dialoga, sin mayores tensiones, con canciones más rítmicas como “Em todo lugar”. La guitarra de Pedro Sá es fuera de serie. Fuera de todo. Sólo dentro de la música.

Every Single Night

2021

En el medio de la Deep Cuarentena, cada hábito se convirtió en una ceremonia. Noche tras noche, Moreno cantó para sus hijos y cada canción no sólo se proponía beneficiar el sueño sino también el cuidado ancestral de la especie. Así, apenas la galería de arte Corbett versus Dempsey le encargó un disco, decidió dejar registro de esas sesiones grabando en la alta madrugada carioca de su departamento. Temas de Agustín Lara, de Barão Vermelho, de Lulu Santos, de su padre. Para los títulos del final, Moreno guarda un as bajo la manga: su versión del tema central de la primera Blancanieves. Ahora sí, todos están dormidos.