1 Central: Ledesma (6); Ferrari (6), Tobio (5), Martínez (6), Fernández (5); Camacho (4), Gil (5), Maxi González (6), Carrizo (7); Herrera (6), Ruben (5). DT: Leonardo Fernández.

0 Newell's: Pocrnjic (5); San Román (5), Bianchi (6), Varela (5), Ferroni (4); Torres (4), Sills (5), Rivero (6), Figueroa (3); Sarmiento (3); Leal (6). DT: Juan Manuel Llop.

Gol: PT: 3m Herrera (C).

Cambios: ST: Desde el inicio Fértoli (5) por Figueroa (N), 12m Coscia por Herrera (C), 22m Guevgeozián por Torres (N), 30m Valenzuela por Ferroni (N), 39m Lovera por Carrizo (C) y 43m Pereyra por Gil (C).

Árbitro: Néstor Pitana.

Cancha: Central.

 

En este clásico lo que se festejó fue el resultado. La celebración de Central, que se aferró a un gol en los primeros minutos y se apoyó en algunos buenos rendimientos, como el Federico Carrizo, para quedarse con todo. Hasta el pitazo final, los hinchas canayas fueron testigos de un mal partido de fútbol, protagonizado por dos equipos escuálidos de jerarquía y donde el rechazo de pelota fue el denominador común. En Newell's prevalecieron los miedos, y quienes tenían la obligación de orientar a los chicos, como Figueroa y Sarmiento, no pidieron nunca la pelota. El esfuerzo de Leal para ganarle siempre a los defensores canayas se desperdició en el equipo de Llop y la Lepra pasó por Arroyito sin asustar a nadie, solo a sus hinchas frustrados frente al televisor.

Central ganó un clásico que no resiste discusión mayor. Su juego fue más que el de Newell's. De hecho, el rojinegro tuvo en un cabezazo cruzado de Bianchi el único remate con aspiración de gol. Lo que se debe explicar es cómo el Canaya, con tan pocos recursos, se apropió del clásico, como hizo meses atrás en el Coloso del Parque.

El partido fue mal jugado y con jugadores fuera del protagonismo exigido. La particularidad de la tarde fue que a los dos minutos, en una pelota que a Bianchi se le escapó por el fondo, salió un tiro de esquina que cabeceó Herrera, en soledad, sin la marca de Sills, para desviar de cabeza al segundo palo.

Las señas inmediatas de Llop desde el banco eran para reclamar serenidad. Newell's no desesperó, pero se mostró en cancha con jugadores en clara soledad, como Rivero y Leal. El juvenil fue el autor de los pocos avances armados, ganando la batalla sobre Maxi González, y el punta bajó todos los pelotazos que le tiraron sin poder encontrar complicidad en Figueroa o Sarmiento para armar una jugada.

Pero Central también tenía problemas. Porque Gil y Camacho no gravitaban y recién superada la media hora de juego despertó Carrizo. El diez se agrandó cuando tiró dos caños en una misma jugada y asumió más control del juego. Pero Central era profundo cuando jugaba por derecha, ante un Ferroni desbordado.

 

Sebastián Granata
En el amanecer del partido, Herrera conectó de cabeza un centro de Gil y clavó el resultado definitivo.

 

Pocrnjic se quedó con un rechazo atrás de Bianchi para evitar el segundo y Leal intentó con remate desviado de tiro libre. No hubo nada más en la primera parte. Varela, a pesar de los nervios, aprobó su debut con un Bianchi que lo cubrió en cada descuido.

Newell's salió a jugar el complemento con algo más de intención ofensiva. Pero Llop sacó a Torres cuando empezó a desequilibrar y de sus pies buscó el empate con zurdazo apenas desviado sobre el segundo palo.

Central dudaba de sus aptitudes y casi todos los jugadores se sacaban la pelota de encima. El equipo se refugió en su campo y permitió que Newell's asumiera cierto dominio, aunque intrascendente.

Sarmiento se quedó en el show que hizo fuera de la cancha. Fue protagonista del clásico en redes sociales, como cualquier otro hincha.

Varela falló en un despeje y Ruben, sorprendido, lo perdió debajo del arco. Leal se siguió esforzando, infructuoso.

Leo Fernández demoró en sacar a Gil y dejó en cancha a un Ruben disminuido físicamente. Llop tardó en sacar a Ferroni y, cuando lo hizo, el partido estaba perdido. Porque una vez que Central hizo el gol, el clásico se jugó entre dos equipos que no podían hacer nada más para cambiar el resultado. Central no quería cambiar, lo sostuvo sin mayor esfuerzo, y ganó el clásico con menos de lo que se presume que se necesita.