"Ustedes son un público muy lindo", repetía constantemente Moreno Veloso en medio de su actuación en la sala Deseo, anoche, al tiempo que el corazón se le ensanchaba de alegría. Y es que el vástago de Caetano sabía que presentaba un disco complejo, con más posibilidades de sacar una sonrisa al revés que de tener al sol como testigo furtivo en la noche. Mundo paralelo, publicado en 2024, es un trabajo inspirado por el sufrimiento que aún se desprende de la pandemia. Si bien es cierto que se trata de un repertorio crepuscular, en el que incluso hay sambas grises, estas 10 canciones se resisten a comprender al mundo como un lugar doloroso. Es por eso que son capaces de renacer cuando parecía que su desenlace estaba escrito; la viva esencia musical de resiliencia.

Pero como el que avisa no traiciona, el cantautor brasileño advirtió poco luego del inicio del show que tocaría todo el álbum, algo inusual en las presentaciones en directo de discos, donde suele haber canciones que no ven la luz. A esa altura de su performance, ya habían quedado atrás el bossa nova acaramelado "Vista da janela", secundado por la samba-exaltação "É de hoje": variante de la samba que data de finales de los años 30, y que alude a una forma menos rústica de encarar al género (mundializada por el tema "Aquarela do Brasil", incluida en el film Saludos amigos, de Disney). Toda una rareza disfrutar de esa variedad en esta ciudad, además ante una audiencia en la que convivieron viejos cultores de la MPB con una novel camada curiosa por descubrir las bondades de la música popular del país vecino.

Acá ya comenzaban a desanudarse las individualidades: en tanto el asombroso guitarrista Pedro Sá (en estos lares, por ejemplo, estuvo en la banda de Caetano que llevó adelante la trilogía de discos conformada por , Zii e Zie y Abraçaço) punteaba su instrumento, Moreno tomó un plato, que raspaba con un cuchillo, mientras bailaba samba en el escenario. Apenas los cincos músicos aparecieron un rato antes, frontman, violero y bajista se sentaron en sus sillas, en la parte de adelante del tablado, desde donde ejecutaron sus instrumentos, a la vieja usanza. Entonces desenfundaron la introspectiva "Ninguém viu", partícipe del álbum Ofertorio (2018), concebido por Caetano, Moreno, Zeca y Tom Veloso, y que trajo por última vez a la ciudad, al menos al mayor de los hermanos, en 2019.

Luego de hacer la suerte de country "Um, Dois, Já", vino la primera perorata de la fecha, en la que Moreno explicó lo que haría en esta vuelta a la capital argentina y donde aprovechó para presentar el tema de Mundo paralelo que le dedicó a su padre: "Unga Dorme Nesse Frio" (unga es una palabra nórdica que significa "joven"). Y vaya que fue un gran regalo, porque el artista intentó recrear a su progenitor desde un sonido mántrico, como si se remontara a su semblanza en tiempos de Tropicália, en el ocaso de los años 60. Fue la pata psicodélica del recital, cuya construcción encontró en el trabajo colectivo el oriente (o la lisergia) para llegar a buen puerto. Se tornó igualmente en una metáfora de lo que fue el armado del primer álbum del cantante, compositor y guitarrista en los últimos 10 años, grabado entre Lisboa y Río de Janeiro.

A partir de ese momento, este bahiano nacido en noviembre de 1972 comenzó a presentar a sus compañeros de ruta en esta etapa de su carrera. Sin embargo, no lo hizo de la forma habitual, pidiendo un aplauso o dando protagonismo para un solo. A cada uno le dio un espacio en el show para que encarara una canción. Entonces comenzó con el bajista Alberto Continentino, quien cantó "Tic Tac", algo así como un jazz, matizado por el easy listening (a lo Lex Baxter o a lo Juan García Esquivel), del que también fue parte Moreno. A continuación, el turno fue para Sá, que eligió hacer la bossa nova "Joá" (compuesta junto al portugués Tomás Cunha Ferreira e incluida en su álbum debut, Um, de 2021). De ahí volvieron a la labor colectiva, lo que decantó en el reggae "Fullgás".

La canción aletargada dijo presente de la mano de "Tô na Sua", pero levantaron un cambio con "Bom rapaz", samba afro que, según explicó Moreno más tarde, fue el primer tema que compuso, a los 8 años, para la agrupación carnavalesca Ilê Aiyê. Al mismo "bloco" pertenece la composición que da nombre y abre el disco en cuestión, aunque su autoría es de Carlos Rennó. No obstante, mantiene la misma cadencia de su antecesor. De Roberta Sá tomó prestada la samba "Meu Novo Ilê", a la que le inyectó un toque de melancolía; lo que dio pie para que la "saudade" se apoderara de la sala por cortesía de "Deixe estar", también partícipe del flamante álbum del cantautor brasileño. Y le pisó los talones "Bailando", bossa nova que cruza al Caetano del disco Fina estampa con el lado más minimalista de João Gilberto.

El último de los músicos en ocupar un segmento del show fue Domenico Lancellotti, conocido por los atracos de Moreno con su proyecto + 2, y quien estuvo detrás de la batería. Interpretó un tema firmado por él, la bossa a contramarcha "Os Pinguinhos", que ofrendaron a San Jorge en su día y que sirvió asimismo para celebrar a Jorge Ben. Al toque, el líder de la banda avisó que quedaba un solo tema, "Presente de Natal", pero no pasaron ni dos minutos, y ya estaban de vuelta en escena. Levantaron vuelo con "Penta", mantuvieron esa impronta gracias a "Um Passo à Frente" y cerraron el cancionero de Mundo paralelo mediante a "A Donzela se Casou", de la autoría del "Clan Veloso" y en la que Moreno volvió a tomar el plato y el cuchillo, y comenzó a rasparlos al mismo tiempo que sambaba.

Antes que volver a salir del cuadro para el bis, Moreno, que en todo momento habló en español, preguntó: "¿Una más?". Invocaron nuevamente algo del bloco Ilê Aiyê, "Corpo Excitado", a la que le sucedió uno de los principales éxitos del músico, así como una de las mejores canciones de su generación: "Deusa do Amor", en la que se prendió toda la muchedumbre que acudió hasta el barrio de Villa Ortúzar. Al tal instancia que el bahiano dejó que cantara buena parte del tema, lo que lo volvió loco de amor. Y también de emoción. De pronto, tomó el pandeiro e hilvanó a punta de percusión la samba tribalista "A Base do Supremo", inspirada en el texto sagrado hinduista Bhagavad Gita. Y es que para este científico, devenido en músico, el poder de la canción sigue siendo el misterio más poderoso