Lali Espósito lanzó su nuevo álbum acompañado por videoclips para todas las canciones. Esta entrega no solo confirma su madurez como artista: es, sin lugar a dudas, su obra más lograda tanto desde lo musical como en términos líricos y compositivos. La Lali rockera es su mejor versión. Ella es puro punk.

Lejos de la estética del trap, incluso en PLÁSTICO, que cuenta con la colaboración de Duki, le responde a la industria musical y a la crítica que la menospreció tanto tiempo y ahora, en su mejor momento, la busca. Lali reivindica la lealtad de sus fans y la humildad con la que ella afronta su momento de éxito sin caer en la ostentación del lujo. Sin creerse invencible, demuestra que lo es. Es la certeza de las convicciones, del saberse bien parada como artista. De saber qué puede lograr con su música y poner su talento en los lugares que importan.

Frame de “MORIR DE AMOR” en el que se muestra el Libro de la Archivo de la Memoria Trans. YT


Lali que se muestra orgullosa de ser argentina mostrando en sus videos desde siempre mostrando paisajes nacionales, esta vez opa por una estética urbana, situada en la ciudad, con sus colectivos de fondo y sus lugares abandonados como punto de encuentro con su versión adulta. Pone en la mesa su pasado popstar de telenovela juvenil y su aspiración de rockera, haciendo que estas facetas conversen un un disco que habla de otra cosa más que de un género musical: de un devenir como persona y como artista. Lali apuesta en No Vayas a Atender Cuando el Demonio Llama a una estética urbana fácilmente identificable con el under cuir, la rave aesthetic y la noche en la escena más marginal de las movidas culturales actuales.

Lali muestra tangueros gays en Morir de Amor y a la arrabalera Susy Shock protagonizando Perdedor, como parte de la impronta que construyó por años y se condensa en este álbum: una celebración de lo cuir, un amor por lo diferente, la disidencia como inspiración. Ya hace tiempo Lali se muestra como primera abanderada de la causas de la comunidad LGBT y los derechos humanos en general y en la apuesta visual de este álbum pone en la vidriera un sinfín de reivindicaciones queer. Cuerpos diversos, gordas, travas, artistas del under cuir, marronas, mostras en los primerísimos primeros planos de Sexy, el libro del Archivo de la Memoria Trans cerrando Morir de Amor. Lali no es aliada, es madre y sirvió, ya no con guiños sino con claros gritos de reivindiación un álbum lleno de deseo y devenir disidente. Lali se entiende, a los 33, como una mostra más y el público al que ella siempre le ha sido fiel ya la ha coronado.