Luego de que el oficialismo levantara la sesión especial en la que pretendía aprobar la reforma jubilatoria y los manifestantes que permanecían en las inmediaciones del Congreso festejaban la noticia, la Gendarmería y la Policía Federal reanudaron la represión que había comenzado a las 14. 

En la esquina de Rivadavia y Callao, con barricadas de hierro apuntaladas con bolsas de cemento, y la ayuda de camiones hidrantes, los uniformados arremetieron contra los pocos manifestantes que quedaban en la zona. Desde otra barricada, en Callao y Bartolomé Mitre, otros agentes de Gendarmería disparaban balas de goma, apostados detrás de los vallados, y arrojaban gases lacrimógenos.

Mientras tanto se producían otros enfrentamientos en las inmediaciones de la Plaza de los dos Congresos, en donde los algunos manifestantes incendiaron contenedores de basura para impedir el avance de las fuerzas de seguridad.