Compuesto por testimonios de Graciela Borges, Federico Klemm, Ricardo Manetti, Fernando Noy, Esther Díaz, Goyo Anchou, Adrián Cangi, Sandra Torlucci, Pablo Sala y Claudio Mingethi y del propio Jorge Polaco y con fragmentos de escenas de las ya míticas películas del director y de algunos de sus pasajes por la televisión (en el sketch “Boluda total” de “Todo por dos pesos” y en entrevista con Antonio Gasalla, entre otros), “Polaco” se erige en un documental imprescindible. Primero porque reivindica a un director excepcional cuyo cine no se parece en estética, tópicos e interpretaciones a ninguna película argentina. Segundo y quizás principalmente porque rescata a un gran olvidado por la historia del cine local que tiene el triste honor de ser el único cineasta censurado en democracia -por ciertas escenas de “Kindergarten” (1989)- y que pagó el precio de ser único con una crítica especializada que frecuentemente bastardeó su arte acusándolo de mal gusto.

Jorge Polaco, autorretrato


“Fue uno de los directores más conocidos de la Argentina y después tuvo esa especie de condena social en donde se lo acusó de manera injusta prácticamente ser un pedófilo. Suele pasar con las personas dicen aquello que no queremos escuchar”, expresa María Onis, la directora del documental.

¿Cuáles fueron tus primeros acercamientos a la figura y al cine de Polaco?

-Fui su alumna en la Dirección de Actores en la Universidad del Cine, donde estudié guion. Siempre era como un personaje. Yo lo conocía de los diarios, de las tapas de espectáculos de Clarín, era muy conocido por acá. En esa época había hecho “La dama regresa” que era la vuelta al cine de la Coca Sarli y eso fue todo un evento. Los críticos destrozaron la película. No entendieron la vindicación de una Isabel Sarli que no solo era parte de la cultura popular loca, sino que aún vieja podía ser sex simbol. Los viejos no pueden ser sex simbol según la lógica excluyente de las sociedades contemporáneas.

¿Cómo fue el comienzo del proceso del documental?

-A partir de ahí empecé a tratar de buscar sus películas que no eran tan fáciles de conseguir. De hecho, “Kindergarten”, permanece inédita. Hasta ahora que hice mi película no había podido ver la versión sin censura. Decían que ya que no existía esa copia porque la habían escondido, que la tenía la productora o que la tenía Polaco escondida en su casa. Finalmente la vi.

¿Qué pasa de escandaloso en “Kindergarten” que produjo tanto revuelo?

-No pasa absolutamente nada. Solo hay una escena con Graciela Borges y un niño de cinco años que es su hijastro: se mete en la bañadera con ella y juegan con objetos. No hay una sola situación objetable. Solo una mente podrida puede ver algo relacionado con la pedofilia en esa escena. Como suele suceder, la perversión está en aquellos que censuran, no en los censurados. Esa escena llevó a que el director y todos los intérpretes de la película fueran llevados a juicio: Graciela Borges, Arturo Puig, Elvira Romei que en ese tiempo tenía un programa infantil y a quien a partir de ahí le truncaron la carrera.

¿Qué intentaba hacer Polaco con “Kindergarten”?

-Intentaba retratar una sociedad idílica, inocente, un paraíso bucólico en donde la gente es libre y todos son un poco niños, andan en pelotas y juegan con total inocencia y desparpajo, sin culpas, como Adán y Eva en el Edén. Lo importante que aparezca esta idea en un país donde el cuerpo lejos de ser gozado ha sido torturado y desaparecido.

¿Cuáles son los principales tópicos del cine de Polaco?

-Su cine es una mirada crítica a la familia, a la sociedad, a las instituciones, a la moral que ata a las personas y nos la deja vivir, no las deja ser libres. Libertad, ese término tan bastardeado hoy. “La dama regresa” es una elegante crítica a la corrupción. Es raro decir la palabra “elegante” para el cine de Polaco porque se lo relaciona exactamente con lo opuesto. Público y crítica, salvo casos honrosos como Claudio España, no entendían su cine. Les parecía mal actuado, como algunas películas argentinas en blanco y negro. Trabajaba meses con los actores y haciendo el doblaje. Fue un pionero en hacer películas revulsivas, que hacían un arte de lo que era considerado el feísmo. Eso constituía también una crítica también a esa belleza hegemónica que tanto daño hace a nivel social y subjetivo. Todavía hay mucha gente a la cual le dan asco ciertas escenas o situaciones del cine de Polaco.

Por ejemplo ¿cuáles?

-A la gente le da asco ver a una mujer mayor, un anciano o a una vieja teniendo relaciones sexuales y mucho menos gozando. A mí me parece una de las mayores críticas a la sociedad y a las instituciones: mostrar viejos cogiendo, gimiendo y pasándola bien. Pero para nuestras sociedades, los viejos y las viejas no tienen relaciones sexuales, sus cuerpos no están hechos para el erotismo y el goce. Más bien están hechos para ser apaleados y a pocos parece importarle. Todo tiene que ver con todo. Pensar al cuerpo del viejo como cuerpo deseante es considerarlo humano, es un antídoto cultural contra el cuerpo apaleado de los jubilados, contra eso que aparece socialmente como la escoria y el descarte de la sociedad. Por eso también es un director único que metamorfoseó a un personaje de la confitería La Ideal, “Margotita”, en diva y fetiche de sus películas, como a una Marilyn Monroe si ella hubiera envejecido, o luego a Pola Borja. Por eso también, Polaco rescata a esas viejas olvidadas que fueron glorias del cine argentino como Sabina Olmos o realiza homenajes a la cantante, actriz y declamadora Berta Singerman. Polaco tenía una mirada muy piadosa hacia la vejez. Piedad, fíjate lo importante que sería ese valor hoy en día.

¿Por qué te parece que Polaco fue perseguido?

-La Iglesia se la tenía jurada a Polaco por las dos películas anteriores: “Diapasón” (1986), que me parece su película más interesante y “En el nombre del hijo” (1987). En “En el nombre del hijo” había una relación incestuosa entre el personaje interpretado por Margot Moreyra y el hijo que interpretaba Ariel Bonomi. En una escena, el hijo está en pelotas delante de la madre. Duermen juntos, juegan, se sugiere que mantienen relaciones sexuales. Polaco se metió con el tabú central de la cultura occidental.

¿A Polaco le jugo en contra su propia sexualidad en tiempos más represivos?

-El problema de Polaco es que era inclasificable, fue un pionero queer, avant la lettre. Nunca salió del closet, no hacia falta. No pertenece a ningún grupo ni identidad, ahí está su subversión. De hecho se casó, tuvo un matrimonio desastroso. Era como un infante siempre dispuesto a la creación y la imaginación. Una persona muy inteligente y refinada formada en filosofía y letras. Y era un provocador, era de esos poetas que, como Pasolini, no encajan en ningún lado, no pueden ser encasillados por la derecha o por la izquierda, por las identidades cristalizadas. Era de esos poetas únicos que surgen muy de vez en cuando, que se suelen plantar frente a lo establecido y decir: “¡No!”.

"Polaco" de María Onis estrena el 24 de Mayo a las 19 hs. en Cine Arte Cacodelphia. Avenida Roque Saénz Peña 1150. La siguiente función es el 31 de mayo a las 19 hs.