Una “aproximación” a la obra de Luis Alberto Spinetta. Ese es el desafío que se proponen el pianista y compositor Diego Schissi y la cantora Liliana Herrero. No se trata solo de interpretar y recordar al genial músico fallecido en 2012, sino de redescubrir sus canciones, de traer al presente una memoria histórica, de encontrar nuevos intersticios, nuevas formas y de “aventurarse en un juego”. “Spinetta propone un sueño de libertad artística, poética y musical”, sintetiza Schissi. “Lo que tenemos en común con Liliana es casi la fatalidad de tener que encontrar un lugar honesto desde dónde poder hacer las cosas. Ninguno de los dos peca de hacer algo pretensioso. Pero sí tratamos de buscarle un sentido, un enfoque que no es como se escucha en las canciones originales”, se explaya el pianista. Ambos se caracterizan por transitar la música popular de manera muy personal, desprejuicida y abierta. “Es una experiencia inusitada para mí, completamente novedosa. Además de buenos músicos, son muy cariñosos los chicos del quinteto y han escuchado mis advertencias: dejarme cantar como lo sé hacer y no imitando. Han promovido que haga lo que hago, guste o no guste”, confiesa Herrero.

Lo que comenzó, en principio, como un concierto de Diego Schissi Quinteto de despedida de año con una invitada especial pronto se transformó en una puesta musical compartida en torno a la figura de Spinetta. “El trabajo que hicimos consistió en varios encuentros… juntarnos a charlar”, simplifica Schissi, quien conoce desde hace varios años a la cantora entrerriana. “Ella ha grabado una canción mía, ‘Un punto solo en el mundo’, me ha invitado a algún concierto, pero este es el primer proyecto conjunto”, cuenta el pianista que encontró un lenguaje propio entre el tango, el jazz y otras músicas. Entonces, más allá de algunos cruces ocasionales, ésta será la experiencia musical más sólida y premeditada de ambos músicos sobre el escenario. “Los denominadores comunes que orientan estas versiones tienen que ver con poner en primer plano las letras –cuenta el pianista–. Buscamos letras con las que Liliana se sintiera afín para cantar y músicas con las que yo también me sintiera identificado. En ése ida y vuelta de ideas aparecieron estos seis temas que vamos a presentar”. La cita es hoy a las 21 en Café Vinilo, Gorriti 3780.

  Algunas de esas canciones, que seguramente encontrarán nuevos vuelos y modos, son “Laura va”, “Asilo en tu corazón”, “Fuga”, “Todos estos años de gente”, “Plegaria para un niño dormido” y una versión instrumental en piano de “Muchacha ojos de papel”, entre otras. “Luis inventó un fraseo, un modo de cantar maravilloso y yo no quiero ni puedo imitar ése horizonte de canto que tenía, porque es muy propio y específico de él. Nunca impidió que otros buscaran sus canciones por otros lugares, al contrario”, resalta Herrero y recuerda: “Incluso, una vez lo invité a un concierto mío en el Ateneo, que se llamó ‘Todos estos años de gente’, tomando prestado el título de su canción, yo le comentaba: ‘Yo no logro cantarla como vos la cantás’. Y entonces me dijo: ‘No se trata de eso, hacé lo que te pida tu corazón’. Y ésa fue una lección que llevo siempre en mi corazón, precisamente. Hay que buscar un sendero y un camino propio y buscar con eso algo”. Además, durante el concierto sonarán piezas del quinteto de Schissi, que el año pasado publicó Timba, su notable cuarto álbum. Por lo pronto, no hay planes de grabar un disco, pero sí ganas de seguir encontrándose. “La verdad es que nos zambullimos con toda intensidad en los ensayos. Ahora hay que hablar de lo inmediato, lo que va a sonar el sábado”, dice ella. “En estos tiempos, en la Argentina, hay que vivir el presente…”

–Y en ese sentido, ¿cómo alumbran las canciones de Spinetta en la actualidad?

Liliana Herrero:– Siempre alumbra, en los malos y en los buenos tiempos. Luis siempre ilumina, porque él era un sol, una claridad. Alumbraba también en su crítica fuerte en relación a la industria discográfica, a la música estandarizada y a los géneros mismos. Lo conocí en Rosario una vez que fueron con Fito a casa. No nos vimos muchas veces, pero las veces que lo hicimos conversamos largo y tendido, sin apuro, sin tiempo. Tenía mucho humor. Yo me acerco a su música sosteniendo mi estilo, pero percibiendo claramente que me estoy metiendo con una música de fuste. La música de Luis es una herencia compleja y bella. Es eterno como Yupanqui o el Chuchi Leguizamón.