Este sábado y domingo la Universidad Nacional de Quilmes será sede del II Encuentro Nacional de Ciencia y Universidad. Con la participación de reconocidos científicos, directivos y otros referentes del campo científico-tecnológico, las jornadas se proponen abrir el debate y definir el rol que tendrán las voces del conocimiento en un contexto de políticas neoliberales, signado por severos recortes presupuestarios, muchos globos y ausencia de ideas. La semana pasada, el presidente Mauricio Macri entregó la distinción al “Investigador de la Nación” al doctor Gabriel Rabinovich. En aquella oportunidad aseguró su compromiso a “seguir acompañando a los investigadores para que puedan hacer ciencia de calidad”. Sin embargo, desde su asunción, el sistema científico solo sabe de ajustes y tijeras. Por ello, los investigadores no han encontrado una mejor alternativa que organizarse y articular sus propuestas en un ámbito plural que congregará las perspectivas de representantes de todo el arco político.

En este sentido, se presentará el “Frente Federal de Ciencia y Universidad” compuesto por 16 organizaciones de diferentes regiones del país, al tiempo que se realizarán mesas de debate y talleres sobre temáticas candentes como la reforma laboral y previsional, los ajustes presupuestarios en ciencia y universidad, y la puesta en marcha de propuestas para mejorar la llegada del mensaje de los científicos a la sociedad. Participarán los rectores Alejandro Villar (UNQ) y Jorge Calzoni (UNDAV), y la decana Carolina Mera (Facultad Sociales, UBA). También discutirán otros exponentes del área como Roberto Salvarezza (diputado Unidad Ciudadana), Héctor Recalde (FPV) y Mario Lozano (director del Consejo Interuniversitario Nacional), así como también asistirán reconocidos investigadores como Alejandro Grimson, Dora Barrancos, Diego Hurtado, Eduardo Dvorkin, Rolando González-José y Graciela Morgade, entre otros.

“Buscamos ubicar en agenda los problemas que afectan al sector, discutir acerca del actual conflicto presupuestario y reflexionar sobre el horizonte al que apunta el sistema científico. El debate que proponemos se inscribe en el marco de un programa de ajustes neoliberales que observamos con la reforma laboral y previsional”, apunta Inés Nercesian, investigadora de Conicet y organizadora del evento. “Pretendemos expresar nuestro rechazo frente a las reformas neoliberales que impulsa Cambiemos, ya que  La idea es legitimar el Frente”, señala otro de los impulsores, el investigador de Conicet Hernán Palermo.

El Frente Ciencia y Universidad asume un carácter federal y cuenta con representantes de Buenos Aires pero también de Santa Fe, Mendoza, Córdoba, Chubut y Tucumán, entre otras provincias. A pesar de los matices políticos existen lineamientos comunes a toda la organización, que ya cuenta con múltiples agrupaciones a lo largo y a lo ancho de Argentina. “Entendemos la importancia de organizarnos a nivel federal. Existe una gran diversidad disciplinaria entre los participantes (con la presencia de biólogos, físicos, antropólogos, sociólogos) así como también una pluralidad y una heterogeneidad de voces en términos políticos”, sostiene Palermo. Por ello, “es fundamental que el conjunto de la sociedad pueda escuchar nuestro reclamo que se opone a las reformas. El sistema científico no es ajeno al modelo de país, y su robustecimiento solo es posible en una nación que apunta a la inclusión”, completa Nercesian.

La primera edición –realizada en 2016– tuvo lugar en la Universidad Nacional de Avellaneda y contó con un público que desbordó el salón principal. Sin embargo, el diputado Roberto Salvarezza ubica el punto fundacional del Frente en 2015, cuando el ballottage entre Macri y Scioli dejaba entrever un futuro complejo ante la posible llegada del empresario al Ejecutivo Nacional. Afortunadamente, “los científicos más jóvenes se pusieron la tarea al hombro y desarrollaron diversas iniciativas, como lavar los platos en las escalinatas de Exactas (UBA), para mostrar a la población la importancia que tenía la ciencia y la educación para cualquier país moderno”, indica.

Es que las malas noticias se anudaron como un rosario: a principios de 2016 el Gobierno aseguró la inviabilidad del Conicet; luego el anuncio del retroceso con el presupuesto en 2017; y más tarde, siguió la movilización de los 500 investigadores que quedaron fuera de carrera. Todo ello funcionó como caldo de cultivo para la organización de diversos grupos en el Frente Federal. Desde aquí, “las decisiones que regulan el área científica-tecnológica deben comprenderse en un marco más general. Cuando el Estado decide reducir el déficit fiscal del 4,3 al 3,2 por ciento, el recorte se generaliza en todas las áreas y el sector científico no resulta ajeno. Por eso, sobre todo en este contexto es vital contar con la voz de los investigadores”, concluye el diputado.

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