El periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, hizo un duro editorial este miércoles, a horas de conocerse el fallo de la Corte Suprema que proscribió y confirmó la prisión contra Cristina Kirchner, y explicó cuáles son las presiones que tuvo esta avanzada persecutoria por detrás. En este contexto, analizó las reacciones de Javier Milei y de Mauricio Macri.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Héctor Magnetto cumple como ningún otro político del país. Quizás porque es más fácil destruir. A una mujer que odia, a la democracia, al periodismo, a la justicia. El tipo tiene una idea fija y la cumple a rajatabla. Su misoginia lo empujó al crimen de una mujer. Crimen político, crimen con saña, al que solo le falta, según los títulos que pone hoy, una tobillera.

Él camina por la vida con sus dramas —que los tiene—, que empujan a la venganza. Quiere que otros caminen igual, sufriendo. En la dignidad, en el alma, en la rabia de la sangre, deben padecer lo que la vida no le dio o le quitó a Magnetto.

Desde que Néstor Kirchner pensó en Cristina, Magnetto se opuso. Que no. Una mujer no, dijo. Y hombre de palabra, lo sostuvo siempre. Una mujer, no. La violencia de género alcanzó su capítulo más extenso.

Magnetto mata de a poco. Mató al hijo con las cuentas en una isla que ni existía. Mató a la hija por una plata declarada que estaba en un banco local. Asesino serial con sus atroces balas de tinta y sus zócalos de asco, se llevó puesto a todos los que lo enfrentaron.

Milei, en su festejo perruno, moviendo la cola y saltando a las babas de algún poderoso que encuentre, debe saberlo: si Magnetto quiere, también Milei estará frito. No tanta risa. Lo de ayer es una advertencia para todos. El tirano no perdona.

El que mejor conoce el asunto es Macri. Su tuit de ayer es tan canalla, pero tan canalla, que al final da risa. Imaginen a José Correo, José Parque Eólico, José MacAir, José Deuda, José Contrabando, escribiendo:

“Finalmente, después de un período muy largo, el trabajo impecable de la Justicia culmina con este fallo histórico. Los argentinos debemos estar tranquilos porque los mecanismos de la República se expresaron con libertad”.

Eso dice Macri, impertérrito:

“De todas maneras, no deja de ser triste. Porque ver a una expresidenta condenada por corrupción, sabiendo de la destrucción que eso significó para el país, no nos da motivos para celebrar nada”.

Magnetto se victimiza denunciando destrozos en TN. Lo que le preocupa es la identificación del enemigo de la democracia y la República. Que lo miren a él, Acostumbrado a no dejarse ver, ayudado por todos los que en vez de “Magnetto” ponen “Clarín”, y en vez de “Clarín” escriben “medios hegemónicos”. Ahora se siente un poco más observado.

Y se notó anoche. Ese poder del pueblo, los ojos del pueblo mirando su ventana, lo asustan como a la locura del Macbeth de manos ensangrentadas. Hay un bosque por donde caminan los pueblos hacia el castillo fortificado, y hay una cabeza que se rompe por dentro.

Magnetto tiene el poder que ganó a través de la destrucción de la política, la justicia y la democracia. El poder de la lucidez, el del pueblo, si despierta, es a lo único que le puede temer.

No a los políticos que le tienen miedo. No a los periodistas que, por manual de estilo, cobardía o complicidad, no lo nombran. No dicen “Magnetto”. Pero algún día dirán “Magnetto”.

Y cuando abra los cortinados de su ventana y vea al pueblo, quizás la carcajada estruendosa de anoche en su palacio, el sórdido festejo de sus bufones televisivos,

sea reparado. Y tengamos algo de justicia. Anoche dijo lo que también un día servirá de respuesta: “Es la política, estúpido”.

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