Las escalinatas anchas dan el tiempo necesario para entrar en clima. Al atravesar una de las tres puertas enormes enmarcadas por columnas se accede a la calma fresca que invita a recorrer las salas, que son un enjambre bien planeado. Una vez adentro ya no hay tiempo ni relojes porque siempre hay algo bueno para ver o una actividad diferente que hacer. Desde hace ya 120 años, el Museo Nacional de Bella Artes -uno de los principales de América Latina- le ofrece al público el mayor patrimonio artístico del país. Está todo ahí, se ve fácil y la entrada es gratis.
Un museo no es sólo sus colecciones, también es el lugar y la armonía entre ambas cosas, además de su historia y gesta. Cómo se fue creando. De qué modo se hizo. Por qué cada cosa está donde está. De qué color son las paredes. Cuando el MNBA abrió sus puertas por primera vez, el 25 de diciembre de 1896, fue en otro lugar, en el edificio del Bon Marché de la calle Florida donde hoy funcionan las Galerías Pacífico. En 1909 se trasladó a la Plaza San Martín y desde 1932 funciona en Avenida del Libertador 1473, donde antiguamente estaba la Casa de Bombas de Recoleta.
A modo de festejo, durante todo el mes de diciembre hay recitales, recorridos guiados por la colección, visitas para chicos y teatro, entre otras actividades programadas. El evento central de la celebración es la muestra conmemorativa 120 años de bellas artes, un pedazo de historia viva, curado por el reconocido investigador y especialista en arte europeo Ángel Navarro, que el público puede visitar desde el martes 13.
Además del grupo fundacional de obras con las que se inauguró el MNBA, la exposición incluye un registro de cómo se fueron recolectado. Todo empezó con el artista, gestor y crítico Eduardo Schiaffino, un incansable promotor de instituciones artísticas que creó, previo decreto del entonces presidente José Evaristo Uriburu, un museo metropolitano como los que había en las ciudades principales de Europa y Estados Unidos. El plan era que se pudiera hacer una lectura de la historia del arte por medio de su colección, para educar el gusto del público y también impulsar el arte local.
El objetivo se fue cumpliendo de a poco. Las más de 12 mil obras que conforman actualmente la colección fueron en un inicio sólo 163, que Schiaffino reunió a partir de las donaciones de dos coleccionistas, Adriano Rossi y José Prudencio Guerrico, y la colaboración de amigos. Un siglo y dos décadas después, en su tercera y definitiva locación, el Museo Nacional de Bellas Artes ofrece, a quien quiera aprovechar, todo lo que se había propuesto.
La amplia selección de arte internacional y de todos los tiempos de su colección permanente es como una caja del tesoro que incluye obras de Van Gogh, Renoir, Monet, Rembrandt y Goya, pero también de Luis Felipe Noé y Fernando Fader. El programa de exhibiciones temporales ha traído, entre otros hitos, a Caravaggio en 2012, recientemente a los muralistas mexicanos Orozco, Rivera y Siqueiros y actualmente, por ejemplo, tiene una muestra de Ernesto de la Cárcova y otra de Gyula Kosice. Hay cursos y actividades, con una sección especial dedicada a los chicos. Se puede recorrer libremente o participar de sus visitas guiadas, que son temáticas y en diferentes idiomas.
Esto sucede siempre, todo el tiempo, pero este mes, que el museo está de festejo, se suma una programación especial que incluye recitales, teatro, jornadas, ciclos y eventos que se pueden consultar en la página del museo.
Pequeña guía de actividades destacadas
-Todos los martes y miércoles de diciembre: visitas guiadas a partir de las 14. En el hall central.
-Martes 13 y miércoles 14: El nervio óptico, una obra de teatro que recorre el Bellas Artes, basado en el libro de María Gainza. A las 20, desde el hall central. Las entradas se retiran con una hora de anticipación.
-Los martes 13 y 20 y los miércoles 14 y 21: el cuarteto Gianneo interpreta obras de Alberto Ginastera y Ludwig van Beethoven. A las 18.30, en la sala 5, planta baja.
-Miércoles 14: la escritora María Moreno realizará una recorrida por el museo acompañada por el público, repasando sus obras preferidas de la colección. A las 18, desde el hall central.
-Viernes 16, sábado 17 y domingo 18: Apátrida, doscientos años y unos meses, obra de Rafael Spregelburd, sobre las cartas originales de Eduardo Schiaffino y Eugenio Auzón. A las 20.30 en el Auditorio. Las entradas se retiran una hora antes.
Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), en Avenida Del Libertador 1473. De martes a viernes de 11 a 20. Sábados y domingos de 10 a 20. Entrada: gratis.