En la noche del jueves, Saramalacara remató la serie de shows con los que le dio forma a La Trinidad, una residencia performática en la que puso a prueba su sustancia conceptual en la sala Deseo. Aunque no sólo sirvió para eso, sino también para reinventar su repertorio. El setlist nunca fue el mismo, si bien repitió canciones como el reciente single "Aura Talk", para el que invocó (en calidad de invitado) a su colega Zell, quien fue de la partida las tres jornadas. Se trata de un híbrido de hard techno, trap y pop, todo un manifiesto suyo sobre la modernidad. Su modernidad. De hecho, aparte de servir de tributo a la dupla moscovita de electropop t.A.T.u, se trata del tema con el que anunció su llegada al sello multinacional Interscope (hogar de Billie Eilish, Madonna, Lady Gaga y su compatriota KHEA).
En la primera fecha, el 5 de junio, Evar y Dayvan se encargaron del warm up con su DJ set, y EQ presentó algo parecido a un live set. Mientras que en la segunda jornada, el 12 de junio, el tándem Oro600 (sociedad entre los productores Orodembow y 0600) calentó la previa, en tanto que El Doctor protagonizó la performance de la secuela. Además Muerejoven, compañero de mil y una batallas en el colectivo Rip Gang, también fungió de comensal en sendas fechas. Y, por supuesto, no faltó en la conclusión. Siempre para interpretar a dos voces el hitazo que firmaron juntos: "Fono". Previo a que la dupla lo consumara el último jueves, Maja y Okte, convocados esta vez para pararse detrás de las bandejas, no pararon hasta agitar el ínterin. Y vaya que lo lograron, con ese pop de alto impacto físico y emocional.
A Taichu, en tanto, le tocó el rol de artista invitada, a pocos días de que en el predio de Villa Ortúzar fuera invocada por la música y DJ Anita B Queen para cantar en el corolario de su set en la reciente Boiler Room, de la que fueron parte el sábado pasado, en la segunda y última de las dos fechas. No obstante, en esta ocasión la emperatriz argentina del hotcore volvió sola. Ni falta le hizo respaldo, porque ella todo lo puede. Su mera presencia en el tablado emana una completitud poderosa, casi abismal. Lo que volvió a dejar en evidencia en esta intervención, de un semblante quirúrgico, que puso a ese público caliente (y calentón) en estado de gracia, antes de gozarse lo que Saramalacara les había preparado. Ella es una especie de Cleopatra de lo distinto, la quintaesencia del dance volátil.
Sin embargo, en "Babyspice" ella canta: "Me siento una geisha". Su tema de 2023 secundó a la levantada de telón de su show, en el que versionó "Push": clasicazo de Skrillex. A continuación, se fue más atrás en el tiempo y en los bajos, de la mano de "Hi-C", escoltado por otra canción de la misma calaña, "Race". Pero ahí se notó más venenosa, con ganas de cortar alguna yugular con esas uñas XXL. De pronto, en medio de semejante oscuridad, desenvainó su reggaetón fantasmagórico "Gabanna", lo que dio pie al jangueo mutante "Popper!". Entonces sacó a relucir "Payday", y con éste su cetro hotcore. Y como Muerejoven se encontraba dando vueltas por el lugar, lo llamó para recrear la oda a la pista de baile que se mandaron, "Gas". El cierre sucedió con el inédito "Castigo", pero tuvo tiempo para hacer "Toc", "Tik tak" y el hyperpop "Alaska".
Si bien el flyer que circulaba de la fecha advertía que Saramalacara iba a salir a escena a las 22:15, la cantante, compositora y productora se tomó su tiempo. Literalmente. Recién cuando estaba lista, se apagaron las luces y de la pantalla que contenía el escenario brotaban imágenes en las que tecnología y distopía dialogaban. Al final, y pese a los llamados de atención, el mundo surfea sobre sus hombros. Sin destino preciso, o es que quizá nadie se atreve a verlo. Pero la nativa de Mataderos no es que se resigne a lo que pasa ni a lo que está por venir: relata el tiempo que le tocó vivir. Y por lo menos le puso banda de sonido y trata de comprenderlo en tiempo real. O sea, se hizo cargo.
"Lo que trato de decir en mi discurso, al final del día, es que hay esperanza. Ya sabemos que nuestros ídolos punk se murieron arriba o abajo del escenario", le contó la música a este suplemento el año pasado, mientras promocionaba su álbum debut, Heráldica. Y a eso, añadió: “La insensibilidad de nuestra generación no está buena. Premiamos a la lógica estadounidense de la Guerra”. Días después de esa nota, ella actuó en C Art Media, a dos años de su estreno en Niceto Club. Es por eso que este desembarco en Deseo versa sobre su manera de construir una carrera, con paciencia, conciencia y sin apuro. El resultado no pudo tener mejor premio que ese salto estético de lo urbano de hoy a lo urbano del mañana, con un público fiel, de bases y arengador. Compuesto principalmente por chicas, y bien púberes.
"Gracias 'Secta' por estar acá", dijo una y otra vez. Aunque antes de que agradeciera por primera vez, Sara salió a escena, así como las otras noches, ataviada de negro: encapuchada y con un ramo de flores negras. Sin mostrarse, largó con esa suerte de drum and bass introspectivo "Más feliz". Y directo, y sin escalas, apeló por el dance por cortesía de "Chrome". Comienzo con el pie derecho. Lo que aparte le permitió escalar al hyperpop "Bbynosé". Bajó un cambio, pero no el ímpetu, con "Contacto visual", y avanzó en esa sintonía manga traccionada con "10percs". Obvio, hizo trap, dos seguidos: "Fotolove", "Sin mirar" y el melancólico "Benadryl". En el medio, invitó a Zell para hacer su flamante hit. Volvió al hyperpop con "Flashilight", y pegó el volantazo R&B con "Nether".
Había tirado de espaldas al público (tal cual novia) el ramo, alentó el pogo, se tiró a la masa para hacer crowdsurfing y avisó que estaba en modo "antigiles". Luego de todo eso, clamó por Taichu para recrear el trap picante "Water". Se agarró del pop en "Tokio Hotel", le pidió a Muerejoven que interpretaran una vez más "Fono", mechó el trap "Cosas malas" y volvió a su veta ravera por intermedio de "Humo". A esa altura del recital, tras haber marcado su perfil sonoro, como para que no quedara dudas de su identidad y temperamento, Sara había coronado otro hito en su rauda, rica y resiliente carrera. Por eso, antes de ese final dance que atestó con "Darksouls", lo que detonó todavía más a esos fans excitados, a la artista no se le ocurrió otra cosa que despedirse atendiendo a sus raíces: "Nos vemos en Mataderos", espetó.