Lecciones de un pingüino - 5 puntos
(The Penguin Lessons; Reino Unido/España, 2024)
Dirección: Peter Cattaneo.
Guion: Jeff Pope.
Duración: 111 minutos.
Intérpretes: Steve Coogan, Jonathan Pryce, Alfonsina Caroccio, Julia Fossi.
Estreno en salas de cine.
La historia es real, al menos su anécdota central acerca de un profesor de inglés en una escuela bilingüe de Argentina que, luego de un fugaz viaje a Uruguay, regresa a clases con un pingüino metido en su mochila. Que la Argentina sea la de 1976, semanas después del golpe de estado, no es un detalle menor del relato, que su protagonista, el exdocente y amante de la naturaleza de origen británico Tom Michell, describió en el libro The Penguin Lessons, traducido al español con el título Lo que aprendí de mi pingüino.
La película basada en esa historia, dirigida por Peter Cattaneo –el nombre detrás de ese enorme éxito llamado The Full Monty– está más cerca de la fábula que de los hechos verídicos y, como suele ocurrir en tantos films biográficos, se toma unas cuantas libertades a la hora de narrarla. Comenzando por la edad del protagonista: el Tom real tenía poco más de veinte años cuando se mudó a la Argentina para impartir clases; el Tom de la ficción, interpretado por Steve Coogan, atraviesa su mediana edad con un sarcasmo a prueba de balas que, por momentos, se parece bastante a la amargura.
A poco de llegar a ese internado para chicos bien –el St George's College de Quilmes–, a quienes comienza a enseñar con desinterés y un poco de desdén, Tom tiene un par de choques con el director de la institución, interpretado por esa eminencia de la actuación llamada Jonathan Pryce. Durante esa primera porción de Lecciones de un pingüino pueden hallarse sus mejores momentos, con un sentido del humor bien temperado que le hace decir al recién llegado –muy poco interesado en hacer de coach de rugby– que las pelotas él las prefiere redondas. Todo cambia cuando en las playas de Punta del Este recoge y salva de una muerte segura a un pingüino bañado en petróleo que, por esas cosas de la vida, termina siguiéndolo a todas partes. Como es de prever, la reticencia inicial del protagonista desemboca en un genuino cariño por el animal, que termina no sólo compartiendo la habitación del profesor sino las clases de inglés, sus alumnos abandonando el hastío y participando activamente de la dinámica escolar.
Que esto ocurra mientras los grupos de tareas andan secuestrando gente por la calle no es un dato sin importancia, y la curva que va del miedo y el “no te metás” a la toma de posición y postura activa en medio de la violencia marca la evolución de Tom en ese país extraño, donde todo el mundo es millonario, como señala con ironía luego de cobrar su primer sueldo de dos millones y medio de pesos. Lecciones de un pingüino termina derrapando inevitablemente en las zonas más sensibleras de la comedia dramática, inyecciones lacrimógenas sobre el final incluidas. Es un tipo de historia, real o imaginada –cómo un animal puede cambiar radicalmente la vida de un ser humano– difícil de llevar adelante con pertinencia y sensibilidad, más aún cuando el contexto es el de una dictadura y sus horrores cotidianos.
Rodada en parte en Las Palmas de Gran Canaria haciendo las veces de Buenos Aires, que así parecen un recorte de un par de cuadras de San Telmo, el film de Cattaneo cuenta con un reparto de actores secundarios de origen argentino, entre los cuales se destaca la comediante Vivian El Jaber. Eso sí: las imágenes de archivo que abren el film son bien reales, como así también las que lo cierran, la única filmación en Super-8 del pingüino real, bautizado paradójicamente con la misma gracia de la gaviota más famosa del mundo, Juan Salvador.