“Lo digo y no termino de caer en la magia de estar dibujando X-Men en Buenos Aires”, desde un piso alto que se proyecta sobre Parque Centenario Luciano Vecchio se emociona. Está cumpliendo un sueño –propio y de muchos- y lo sabe. Aunque ya lleva varios años trabajando como dibujante –y ocasional guionista- para el mainstream de superhéroes norteamericanos, el trabajo que lo ocupa actualmente es especial. Por un lado, por el peso simbólico de los X-Men (que supo ser la historieta preferida de minoría y disidencias), por su coequiper, la guionista Gail Simone, por los personajes que dibuja (incluyendo al todavía flamante mutante argentino Ramson) y por el entorno: Buenos Aires, una ciudad para la que asomarse al balcón basta para documentarse.
Vecchio no espoilea nada. Cuando Página/12 visita su ascético estudio en su mesa de trabajo hay una página apenas empezada y apenas se advierte un esbozo de la composición inicial. La aventura se revelará recién en septiembre, pero el dibujante trabaja con rigor. “De chiquito supe que me gustaba y dije ‘cuando sea grande quiero hacer esto’, y soy un obsesivo de mierda y me hice caso”, cuenta. Sigue conectado con el pibito que leía la biblioteca de cómics de su hermano mayor: todo lo de DC de la época caía en sus manos, lo editara Novaro, Zinco o cualquier otro sello. “Era tanto material que creo que no llegué a leerlo todo”.
Aunque Vecchio asegura que tuvo “suerte en momentos puntuales”, una mirada a su carrera evidencia a un dibujante que se entregó plenamente a formarse y crecer profesionalmente. Aprovechó cuanta puertita se le abrió, eso esí, y en los grandes del sector hizo pie gracias a las líneas de cómics más infantiles. “Ese no era mi objetivo, pero vi que era una posibilidad para meterme y hubo unos cuantos años de eso hasta que me animé a insistir por lo que yo quería, que era dibujar con mi propio estilo”, repasa. “Cuando me daban un número que yo sabía que iba a ser relevante para la gente, lo ponía todo, a conciencia, pensando que si me lo asignaron es porque tengo esta calidad, pero tengo que devolver el doble, como si estuviera audicionando para lo que viene después”. Vecchio revela: “Me gustaba DC, pero en Marvel me dieron las oportunidades y apreciaron mi trabajo con mucha más constancia y cantidad, y en el medio fueron apareciendo más cosas de autor”.
“Nunca me propuse ser autor profesionalmente, pero sí creo que siempre fui buen colaborador de mis guionistas”, reflexiona. “Siempre tuve algo para aportar, un análisis del guión y una contrapropuesta”, señala. El punto de inflexión, analiza, fue publicar Sereno en el portal argentino Tótem Cómics. “Ahí fue encontrar finalmente mi voz como autor”. No es menor, pues se trató de una obra muy personal, donde el género de superhéroes se atravesaba no sólo por la forma más pura de su estilo gráfico propio, sino también por sus inquietudes y militancia queer. “Ahí me empecé a obsesionar también con el aspecto comunicacional de la historieta. O sea: me considero primero un trabajador de una industria de entretenimiento, y en segunda instancia un autor con algo para decir o aportar en el plano de la parte cultural que es la historieta. Pero eso lo encontré con la autoría y después se me derramó en el trabajo profesional también”.
“Mezclé el activismo con la autoría. Con Sereno me interesaba hacer una obra con un personaje queer en la historieta local, que en ese momento no había mucho, y ahí entendí la importancia que tenía hacer eso y lo particular de mi aporte, y al mismo tiempo entendí que había mucho para hacer con eso en el mainstream”, recuerda. “Cuando ya estaba más posicionado en Marvel, empecé a proponer historias que me permitieron escribir y dibujar. Y busqué ser muy vocal y visible con mi interés por el tema, que me asignen trabajar con personajes LGBT y ocasionalmente que me permitan también escribirlo”. De esa insistencia surgió su participación en la antología Voices y en una miniserie dedicada al icónico Iceman. Lo notable del caso es que en las "big two" no abundan los guionistas que no son angloparlantes nativos. “Y cuando solamente dibujo, se fuga por algún lado: me gusta trabajar con personajes femeninos poderosos, por ejemplo”.
-En el mercado norteamericano hay una facción, la del ComicGate, una suerte de movida de ultraderecha. ¿A vos te afectó?
-Mi impresión es que la industria activó anticuerpos y trinchera cuando surgió ese movimiento retrógrado, y eso todavía sigue activo. Ocasionalmente recibo violencia o discurso de odio de ese público, pero bloqueo y sigo en la mía. Es mucho más la recepción positiva y el cariño del público para el que trabajo y donde pongo mi foco.
-¿Percibiste algún cambio de aire en el mercado de allá con el nuevo ascenso de Trump?
-Se siente un clima raro en el mundo, pero en el trabajo me siento cómodo y acompañado. Para el especial del Orgullo de este año hice una tapa homenajeando el Captain America #1 con un visible posicionamiento antifascista. Fue una idea que compartí con mis editores solo por expresar un sentimiento de época y me sorprendió que me dijeran ”hagamosla”.
El camino lo cruzó ahora con Gail Simone, una autora muy particular del mercado norteamericano que, además, tiene una relación súper especial con la Argentina desde que visitó el país para la convención rosarina Crack Bang Boom. Simone no sólo quedó encantada con el público nacional sino con la cultura argentina en general. A tal punto que en su cuenta de Twitter comparte memes de Mirtha Legrand. Fue ella quien creó a Valentín Correa, a.k.a. “Ramson”, el “x-men argento”, junto al dibujante David Marquez, cuando se hizo cargo del emblemático título mutante. “Yo estoy empezando a conocerla ahora y es una divina total, pero todavía no dimensiono que esto está pasando. Es una guionista que admiro mucho y ahora estoy trabajando con ella. Es el tipo de cosas que... ¿viste cuando soñás bien arriba? Yo soñaba con trabajar con Grant Morrison, con Gail Simone, y bueno, ahora está pasando”. Van dos números completados juntos. Están trabajando el tercero. “Compartimos mails, me pide opiniones, me pregunta qué me dan ganas de dibujar para incorporarlo en el guión. Es muy amorosa”, cuenta.
-¿Y qué tenías ganas de dibujar con ella?
-Lo primero que le dije cuando me preguntó fue “si vas a hacer alguna historia con este personaje en la Argentina, tengo que dibujarla yo”. Así que estamos en esa. Van a ser un par de números que salen en septiembre y traen una aventura que transcurre en Buenos Aires. Lo digo y no termino de caer la magia de estar dibujando X-Men en Buenos Aires, una de mis ideas favoritas, con personajes increíbles. Bueno, está pasando.