Son apenas cuatro en una página trazada desde la urgencia de preguntarse cómo seguir en este escenario, donde la reforma previsional va pavimentando una ancha avenida de despojos entre los escombros y la sangre de miles que se manifestaron contra el saqueo. Pero sus voces condensan una trama cada vez más amplia que entre el jueves 14 y la madrugada del viernes agitaron junto con otrxs pares, en rechazo al ajuste y contra la aprobación cuasi extorsiva de una ley pergeñada para arrancarles derechos a jubilaciones, asignaciones universales y pensiones. Las diputadas Vanesa Siley, Mirta Tundis, Lucila de Ponti y Romina del Plá comparten esta vez la expresión de un reclamo sostenido que proteja de un mayor empobrecimiento, y con las mujeres en las calles marchando juntas en redes de cuidado, contra el disciplinamiento represor del Gobierno y sus precarizaciones.

Vanesa Siley (Unidad Ciudadana). “El ajuste previsional no sólo contempla a jubilados sino a trabajadores actuales en actividad, a quienes también se les afectó el porcentaje con el que se los va a jubilar. Si antes lo hacíamos de manera ordinaria con un 65, 60 por ciento del salario, con esta reforma pasaremos a jubilarnos con un 40, 45 por ciento, y ahí es donde toma color el tema de por qué aumentan la edad jubilatoria. ¿Quién va a querer jubilarse con un 40 por ciento de su salario? Ya no va a ser optativo trabajar hasta los 70 años, sino compulsivo por la realidad material. Y al igualarnos la edad jubilatoria a 70 años para varones y mujeres nos están discriminando, porque nosotras teníamos una condición jubilatoria más beneficiosa por las características laborales que desarrollamos. Está claro que la reforma ajusta sobre todo a las mujeres, principales beneficiarias de las moratorias y que estamos siendo discriminadas incluso en el otorgamiento del bono compensatorio, que no compensa a futuro. Pero al mismo tiempo creo que se ha configurado algo muy importante iniciado el jueves 14: aun con todo el poder económico, mediático y público de Cambiemos como administración central del Estado condicionando a las diferentes provincias, no consiguió el quórum y hubo una actitud de la oposición al interior del recinto que se unió para decirle no a la reforma. Mientras que en la calle estaban las organizaciones sindicales, sociales, de jubilados y jubiladas en manifestaciones masivas. Este escenario es la base sobre la que tenemos que seguir construyendo: una oposición a nivel dirigencial unida en torno a cuestiones de fondo y en paralelo el frente social. Pero es fundamental que nos organicemos y aprendamos a movilizar y expresar sabiendo que enfrente tenemos un Estado represor, lo que implica mayores cuidados y protecciones entre nosotrxs, y mecanismos mucho más pacíficos de movilización. Resalto la convocatoria de Ni Una Menos, corriendo también el velo de la hipocresía del Gobierno cuando levanta esa consigna pero después reprime a las mujeres”. 

Mirta Tundis (Frente Renovador). “No queremos volver a esos días violentos, desatados en manifestaciones donde la gente se expresó en contra de lo que iba a suceder en el Congreso. Pero fue una jornada de tristeza porque sucedió igual, pese a los cacerolazos en las calles contra la quita de derechos a los jubilados y a los niños más pobres. Tampoco fue un debate porque no se permitió ninguna modificación: la orden fue aprobar el proyecto tal cual estaba, con presión cuasi extorsiva a los gobernadores, que si no apoyaban el proyecto no iban a recibir los fondos de coparticipación. Y no es una reforma, es un ajuste en el que los jubilados con haberes mínimos van a cobrar 7.664 pesos en lugar de los 8300 o 400 pesos que deberían estar recibiendo por la movilidad vigente hasta el día antes de la votación, y es una pérdida importante porque nunca se va a recuperar la totalidad de lo perdido. A los jubilados les va a costar vivir con lo que ganan porque más del 72 por ciento reconoce que va a recibir el bono, lo que significa que se trata de una franja muy pobre. También hay discriminación: el Gobierno sólo les da 750 pesos a los que tienen 30 años de aporte y a aquellos que se jubilaron por moratoria les va a dar 375. El bono no es una solución, es una ayuda económica que van a recibir y van a gastar en el mismo mes de marzo, y en abril todo va a seguir igual, con un haber recortado, teniendo que esperar a julio para recibir el segundo aumento y a la vez afronta los ajustes que se vienen: 70 por ciento de luz, 45 por ciento de gas, 6 por ciento de combustible. ¿Cómo se sigue? Creo que lo único que queda son los juicios de inconstitucionalidad. Algunos jubilados van a poder apelar, pero los que van a tener la posibilidad de afrontar esos juicios son los que más haberes perciben. Los haberes mínimos no tienen forma de defensa”. 

Lucila de Ponti (Bloque Peronismo Para la Victoria). “Más allá de que no se pudo ganar la votación, considero que pudo recuperarse la calle como espacio para expresar el malestar y el descontento social cuando tocan los intereses del pueblo. La gente ya no se va a quedar callada frente a la vulneración de sus derechos, y mientras la mayoría de los políticos les dan la espalda a los reclamos sociales. Estoy convencida de que esto no se termina con la discusión de esta ley, sino que tenemos que profundizar la unidad, la solidaridad y la acción entre todas y todos aquellos que sentimos que el proyecto de país del macrismo excluye y perjudica a todos los que a lo largo de la historia hemos sido vulnerados: las mujeres, los abuelos y niños y los trabajadores. No tengo dudas de que tenemos que cambiar la historia para crearla”.

Romina del Pla (Frente de Izquierda-Partido Obrero). “La aprobación de la reforma previsional es parte de este paquetazo contra los trabajadores que el Gobierno de Cambiemos impulsó junto al apoyo de gobernadores de todo signo político y el PJ, que ha sido el garante en la Cámara de Diputados. Su aprobación sin embargo abrió una crisis enorme porque se ha demostrado la oposición popular: las movilizaciones han sido de decenas de miles no sólo en la Ciudad de Buenos Aires sino en el resto del país, y la represión feroz que hubo en las dos movilizaciones llevó a los cacerolazos. Se ha inaugurado un proceso de intervención de trabajadores, juventud y población contra ese saqueo, algo totalmente inesperado para un gobierno que suponía  que iba a ser un trámite sin conflictos y en cambio le salió muy cara la aprobación de la reforma. El principio de la organización, de la lucha y de la oposición popular queda también en los sindicatos que se organizaron y en los lugares de trabajo, donde se le pasó por arriba a la burocracia de la CGT que ha sido parte de que esto se viabilice, porque la convocatoria a un paro el día después es una coartada para que avance la medida. Creo que hay enormes reservas para seguir luchando contra este paquetazo antiobrero y contra la reforma laboral”.