Recientemente, Netflix ha repuesto la película Una mente brillante (2001), ganadora de cuatro premios Óscar, incluyendo el de mejor película. Considero que es muy bueno poder verla nuevamente y analizarla, para comprender los efectos de las actuales políticas económicas y sociales.

El film fue inspirado en la vida de John Forbes Nash, economista estadounidense, que compartió el Premio Nobel de Economía en 1994 con los profesores J. C. Harsany y R. Selten, por sus desarrollos respecto del equilibrio en la teoría de los juegos no cooperativos.

El profesor Nash, en su análisis (tal cual expresa esta producción), contradice las argumentaciones del padre de la economía liberal, Adam Smith, el cual en su obra atribuye a la mano invisible del mercado el rol de mejor asignador de los recursos, y obtiene el resultado óptimo desde el punto de vista económico, mediante la acción sin regulaciones sociales del interés propio de cada agente; las fuerzas individuales de cada agente económico conducirán (mediante la especialización y la división del trabajo), según Smith, a obtener el mayor beneficio individual, y la suma de estos beneficios individuales en libertad de mercado será máxima; tal cual proclaman el liberalismo y más acentuadamente, el financiarismo vigente en la Argentina actual.

Mientras que la técnica de la teoría de los juegos fue utilizada para analizar las elecciones estratégicas de los empresarios en casos de duopolio (dos empresas oferentes y muchos demandantes) y aplicando la teoría de los juegos a la conducta de empresarios en duopolio, desde la óptica de Nash se analizan las siguientes situaciones:

Suponiendo que dos empresas duopólicas se ponen de acuerdo para no realizar publicidad en épocas de liquidación, con el objetivo de reducir gastos y aumentar sus ganancias estimadas como ejemplo en 40 millones para cada una, la conducta de los empresarios podría ser la siguiente:

En principio, si cada uno cumple el acuerdo, tiene un beneficio de 40 millones, pero actuando en forma de maximizar su beneficio personal alguno de los socios piensa que, si a último momento y de sorpresa él lanza una campaña publicitaria y el otro ya no puede realizarla, el primero se quedaría con una parte mayor del mercado y sus beneficios serían de al menos 60 millones, mientras que la empresa que no realizó la publicidad reduce su beneficio a 20 millones.

Es decir, que la empresa que traiciona se queda con un beneficio mayor en principio; pero veamos todas las situaciones que se pueden dar llamándole a una empresa A y a la otra B:

• A y B respetan el acuerdo: Las dos ganan 40 millones cada una.

• A respeta el acuerdo (coopera) y B no respeta el acuerdo (traiciona): A pierde 20 millones y B gana 60 millones.

• A no respeta el acuerdo (traiciona) y B respeta el acuerdo (coopera): A gana 60 millones y B pierde 20 millones.

• A y B no cooperan (traicionan las dos): ninguna obtiene ganancia. En la práctica, la situación que se da, si lo que prima es el beneficio individual como criterio de elección, es la siguiente: A pensará que si B no hace publicidad a él le conviene traicionar el acuerdo (estaría en la situación 3, gana 60 millones), y además si el otro traiciona primero y él reacciona y también traiciona, estaría en la situación 4 (ni gana ni pierde) que es mejor que la situación 2 (cuando él respeta el acuerdo y la otra empresa traiciona el mismo) donde pierde 20 millones.

La consecuencia de este pensamiento individual será que de todas maneras le conviene traicionar, por ello el accionar individual llevará a una situación distinta de la 1, que es una solución estable donde los dos ganan; sin embargo al intentar sacar el máximo beneficio individual ambos optarán por la situación 4 y desaparecen los beneficios que se esperaban si se mantenía el acuerdo.

Contrariamente a lo que sostenía Adam Smith, si los agentes obran buscando en forma racional su propio interés, una "mano invisible" los llevará a un resultado socialmente indeseable.

No interesa para el análisis si ganan 75 o 60 u otra cantidad, lo que interesa es que guiados por el individualismo no llegan a una situación de mayor beneficio, se demuestra que por acuerdos se llega a una situación mejor para los involucrados en una negociación.

En la Argentina actual con una marcada concentración de ingresos y donde los oligopolios dominan gran parte del mercado, la competencia que es la búsqueda de la ganancia individual, sin ninguna regulación del gobierno, conducen los efectos observados de mayor precariedad, mayor endeudamiento de las familias y pymes que tienen dificultados para pagar sus compromisos (cierres de pymes y pérdidas de puestos de trabajo) a dar la razón a las ideas de Nash, de que la competencia genera siempre perdedores y que la cooperación se parece a un sistema más estable.

Los perdedores siempre son los mismos en las políticas neoliberales y financieras de Argentina, los sectores productores productivos y la mayoría de los trabajadores, en tanto los ganadores son pocos, los grupos oligopólicos y financieros. La producción nacional en general pierde y gana un punado concentrado de especuladores financieros, los trabajadores pierden, los jubilados más aun por los recortes de ingresos del gobierno nacional.

Si los principales grupos oligopólicos no tienen la conducta de acordar una solución para el conjunto nacional e insisten en llevar adelante una práctica no cooperativa, la economía se encamina indefectiblemente a una situación no óptima.

Por ello, es más lógico pensar que una nueva y actualizada regulación acordada, mediante “Un proyecto Nacional Inclusivo” podrá llevar una futura situación a una condición que se aproxime a una situación óptima.

En la competencia siempre hay un perdedor, la cooperación y la regulación minimizan las perdidas, fundamentalmente en las condiciones sociales actuales de concentración económica financiera.