“Decidí no ir a Arabia Saudita para no jugar las reglas de otros, para no tener que usar la abaya (túnica larga hasta los pies que están obligas a usar las mujeres en algunos países árabes), para no tener que salir a la calle acompañada y, en concreto, para no sentirme una criatura de segunda”, escribió en su cuenta de Facebook la multicampeona. Agregó que todo eso le causa mucha molestia, “aunque se siente peor por saber que a casi nadie le importa”. “Ese es un sentimiento amargo, pero no cambiará mi opinión ni mis principios”, puntualizó.

El torneo, que empezó ayer, estuvo rodeado de polémica desde un principio porque en Arabia Saudita les negaron las visas a los jugadores israelíes y obligaron a las ajedrecistas extranjeras a cubrirse la cabeza en la calle y durante la competencia. Todo esto sucede  un año después del mundial femenino que se realizó en febrero en Irán, durante el cual obligaron a las participantes a usar la hiyab (el velo que cubre su cabeza y su pecho) durante las partidas. Muchas jugadoras, entre ellas la representante argentina Carolina Luján, se negaron en su momento a participar del torneo y denunciaron la opresión de las mujeres en el país árabe.

“Considero un peligro hacia mi persona competir en un país donde pueden, por ley, obligarme a usar hijab o prohibirme preparar con mi entrenador hombre en un lugar cerrado. También me da miedo que un malentendido o mi desconocimiento de la cultura del país pueda provocar una ofensa que me lleve a la cárcel o algo peor”, advirtió, días después de la designación Luján -cinco veces campeona argentina- en su cuenta de Facebook.

El escándalo de la ausencia de la doble campeona mundial en el torneo de este año reavivó la polémica. Desde que se conoció la decisión de la Federación Mundial de Ajedrez , Muzychuk manifestó su repudio. “Primero Irán, luego Arabia Saudita... Dónde se organizará el próximo campeonato mundial de mujeres. Todo tiene sus límites y el velo en Irán fue más que suficiente”, denunció en noviembre en Facebook. El viernes ratificó su decisión, a pesar de que perderá los títulos que ostenta.