Las políticas públicas de la Alianza Cambiemos son market-friendly. El oficialismo promueve la liquidación del “Estado social, activo y regulador heredado del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, para reemplazarlo por otro modelo estatal estimulador de los negocios y del libre mercado”, señala Daniel Garcia Delgado en Modernización y reforma del Estado en el Neoliberalismo tardío: hacia el Estado pre-social (Documento de Trabajo N° 5 de Flacso).

En una entrevista de agosto de 2015, Mauricio Macri utilizó una  metáfora futbolística para explicar su cosmovisión ideológica: “El gobierno tiene que ser como un canchero de fútbol, tenés que cortar el pasto, marcar la cancha y la gente es la que tiene que jugar”. Esa redefinición del rol estatal impactó negativamente en las cuentas externas. La sangría de divisas se multiplicó por diversas vías: comercial, remisiones de dividendos a las casas matrices, pago de intereses de la deuda, fuga de capitales.

En los primeros nueve meses del año, el déficit de cuenta corriente fue de 22.476 millones de dólares, un crecimiento interanual del 113 por ciento. De esa manera, la brecha externa saltó de 1,9 a 3,5 por ciento del PIB en el último año. 

Los números rojos se extienden por otros frentes. El déficit comercial será record histórico en términos nominales. En los primeros once meses de 2017, la combinación de exportaciones estancadas e importaciones crecientes determinó un resultado negativo de 7656 millones de dólares. El oficialismo había previsto en el Presupuesto Nacional un déficit comercial de apenas 1866 millones de dólares. No se produjo el “boom de exportaciones” anunciado por el gobierno nacional post-devaluación y quita de retenciones. El nivel de exportaciones continúa estancado a pesar del aumento de la tasa de ganancia de los complejos exportadores tradicionales.

En la balanza de servicios, la salida de divisas por cancelación de intereses de deuda es creciente en el marco de la política de megaendeudamiento. Además, la cuenta turismo y viajes se encamina a finalizar con un déficit record. El turismo emisivo creció 18,3 por ciento interanual, en el período enero-octubre de este año, provocando un déficit acumulado de 9030 millones de dólares. 

Más allá de eso, la intensa sangría de divisas coexiste con aumento de las reservas internacionales. La explicación a esa paradoja es muy simple. El sostenido endeudamiento nacional (y provincial) aporta la diferencia. 

En los primeros once meses del 2017, el Observatorio de la Deuda de la Fundación Germán Abdala contabilizó colocaciones del Ministerio de Finanzas por 78.740 millones de dólares. Eso implica un incremento interanual del 20 por ciento de las emisiones de deuda externa.

En la última etapa del gobierno kirchnerista, la salida de divisas coexistía con reducción del pasivo externo (desendeudamiento). Por el contrario, el drenaje actual es acompañado con endeudamiento y fuga de capitales. 

El año pasado, un documento del Plan Fénix advertía que “la elevada velocidad de endeudamiento público no está compensada hasta el presente por ninguna estrategia productiva o exportadora consistente. La experiencia argentina es categórica en cuanto a los resultados negativos de un programa semejante”.

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@diegorubinzal