Desde ayer, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos aceptan reclutas transexuales, a pesar de los intentos del presidente norteamericano, Donald Trump, de prohibir esa medida impulsada por su predecesor, Barack Obama. La disposición, que iba a comenzar a regir el primero de julio pasado, había sido postergada un día antes de su entrada en vigor por el Pentágono, que anunció un aplazamiento de seis meses (hasta ayer) para revisar los planes y el posible impacto.

La decisión se realizó pese a que Trump emitió en agosto una orden para instruir al Pentágono para que implemente una prohibición de alistamiento a los transexuales, así como el fin del servicio para aquellos que ya estuvieran sirviendo en el Ejército. Un mes antes, a través de Twitter, había manifestado: “No aceptaré o permitiré que individuos transexuales sirvan en ninguna capacidad en las Fuerzas Armadas”. Y todo eso, contrariando lo afirmado durante su campaña electoral, en la que había agradecido a la comunidad LGBT. “Lucharé por ustedes mientras Hillary (Clinton) trae más gente que amenazará tus libertades y creencias”, afirmó antes de acceder a la Casa Blanca.

Ayer, una portavoz del Pentágono, Heather Babb, explicó que “tal y como manda la orden judicial, el Departamento de Defensa está preparado para comenzar a dar acceso al servicio militar a los solicitantes transgénero desde el 1º de enero. Todos los solicitantes deben reunir todos los estándares de acceso”. 

La orden judicial a que hacía referencia es la de la magistrada Colleen Kollar-Kotelly, del tribunal federal del Distrito de Columbia, quien en octubre se pronunció a favor de un grupo de soldados transexuales en funciones que denunciaron la propuesta del presidente, y vetó distintos puntos de dicha normativa.

Pese a que el gobierno recurrió el dictamen, la jueza reafirmó su decisión el 11 de diciembre, y consideró que la Constitución está del lado de los demandantes.

El Departamento de Justicia optó por no volver a recurrir esa decisión, lo que forzó al Pentágono a comenzar a aceptar las solicitudes de alistamiento a partir de ayer.

No obstante, el Departamento de Justicia dejó la puerta abierta y no descartó que el veredicto pueda ser apelado más adelante, una vez que revise un estudio independiente que el Pentágono debería publicar en las próximas semanas.

El camino hacia la apertura de género de las Fuerzas Armadas estadounidense lo había dado el presidente demócrata Bill Clinton cuando instaló la doctrina “no digas, no preguntes”. Según esta política, cualquier miembro o aspirante a las fuerzas podía no informar sobre su identidad sexual o de género y la institución debía respetar este silencio.