PáginaI12 le preguntó a Diego Capusotto cómo observa, en este contexto político, la situación del cine argentino, teniendo en cuenta que una película como 27, el club de los malditos, difícilmente podría realizarse con las nuevas reglamentaciones del Incaa. “Es una lógica empresarial acorde a la época: solamente podrá hacer películas aquel que tenga la plata. No va a haber intención de que alguien con algo chiquito pueda hacer algo. Le va a costar mucho más que al que venga con la plata y pueda hacer una gran producción”, entiende Capusotto, quien postula que eso “es una lógica que tiene que ver con cómo se mueve un sistema de decisiones que es puramente empresarial, y es acorde”. El actor entiende que finalmente “va a pasar esto que parece impune. ¿Por qué la gente se lo banca? bueno,...también se opera sobre el imaginario de mucha gente. Operan sobre ese imaginario”, concluye Capusotto.