La investigación de Michael Wolff, autor de Fire and Fury: Inside de Trump White House (Fuego y furia: dentro de la Casa Blanca de Trump), comprende el período transcurrido entre el triunfo electoral de Donald Trump y el primer año de gobierno del magnate. Ayer, el New York Times publicó un adelanto del casi seguro próximo best-seller. La Casa Blanca reaccionó con furia y quiere impedir su circulación. La salida a la venta del libro está prevista para el próximo martes. 

A través de un escrito de once páginas, los abogados de Trump pidieron la suspensión de la publicación y distribución del libro de Wolff. Además exigieron "una retractación plena y completa, así como una petición de disculpas" por parte de Wolff y de la editorial Henry Holt and Co. También pretenden callar a una de las principales fuentes del libro, Steve Bannon. Los abogados de Trump quieren que el polémico ex asesor presidencial se ciña a un acuerdo de confidencialidad y no brinde más declaraciones sobre el presidente.

La publicación de fragmentos de Fire and Fury en el Times y en el diario británico The Guardian fue lo que desató la reacción legal de Trump. El libro se armó en base a 200 entrevistas con funcionarios y ex funcionarios. Lo explosivo del libro es que revela a un hombre que no tiene conciencia del cargo que ocupa y que sólo lanzó su candidatura con la idea de instalarse como marca y potenciar su capacidad empresaria, nunca para ganar la Casa Blanca.

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El libro de Wolff sale a la venta el 9 de enero.

“Donald Trump no quería ser presidente” asegura Wolff desde el título de su artículo publicado en New York Magazine. Revela que la noche de su elección Trump estaba “como si hubiera visto un fantasma”, tal como lo caracterizó Donald Trump hijo frente a un amigo. Melania, la esposa del magnate, rompió a llorar. No precisamente de alegría. “Hubo, en el espacio de poco más de una hora, en la observación no distraída de Steve Bannon, un desconcertado Trump transformándose en un Trump incrédulo y luego en un horrorizado Trump. Pero aún estaba por venir la transformación final: de repente, Donald Trump se convirtió en un hombre que creía que merecía ser, y era totalmente capaz de ser el presidente de los Estados Unidos”, relata el periodista. 

Wolff describe las internas de palacio, con un Trump que despreció al establishment republicano para armar su gabinete, y encerrándose en el núcleo duro de Bannon, su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner. Bannon terminó calificando como “Jarvanka” a la simbiosis entre ambos. También da por sentado que el influyente yerno quería el posicionamiento empresarial del suegro, no llegar al cargo político más relevante del mundo. Y que ahora el objetivo sería pensar en una candidatura presidencial de Ivanka.

El libro sirve para que Bannon destile su rencor por ciertas cuestiones, como la trama rusa. Llega a definir como “antipatriota” a Donald Trump hijo por una reunión con la abogada rusa Natalia Veselnitskaya en la Trump Tower de Nueva York en junio de 2016. En esa reunión estuvieron Kushner y el entonces jefe de campaña, Paul Manafort. "Los tres tipos más altos en la campaña pensaron que era una buena idea encontrarse con un gobierno extranjero dentro de la Torre Trump en la sala de conferencias de la planta 25, sin abogados", aseguró Bannon a Wolff.

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Steve Bannon, la fuente más irritante en el libro que sacude la política norteamericana.

El libro radiografía al 45º presidente estadounidense como un hombre extremadamente inseguro, que mandó poner un cerrojo a  su habitación y duerme con su esposa en piezas separadas, cosa que no sucede desde la presidencia de John Kennedy hace más de medio siglo. Estuvo particularmente de muy mal humor cuando asumió la presidencia por el desprecio de las celebridades de primer nivel, y en sus momentos de privacidad le gusta de encerrarse a comer una hamburguesa con queso mientras mira las tres pantallas de TV de su habitación.

Con todo, el libro sirve para ahondar las diferencias entre Trump y Bannon. El adelanto del libro que los abogados de la Casa Blanca quieren censurar motivó una declaración del Presidente a través de la vocera Sarah Sanders. "Steve Bannon no tiene nada que ver conmigo o mi presidencia", aseguró el mandatario. "Cuando lo eché, no sólo perdió su trabajo, sino también la cabeza. Ahora que está solo, Steve está aprendiendo a que ganar no es tan fácil como yo hice que pareciera", agregó. "Steve no representa mi base de votantes. Está solo para sí mismo", concluyó Sanders al tiempo que lo acusó de la derrota republicana en la reciente elección de Alabama. La vocera dijo que Trump está "furioso y disgustado" por la "ridícula acusación" sobre Donald Jr. 

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Trump con Melania: camas separadas en la Casa Blanca. Ella lloró la noche del triunfo, y no de alegría.

Así las cosas, el comienzo de año puede traer novedades sobre un eventual juicio político por obra y gracias de las declaraciones de Bannon, quien afirmó que el fondo de la trama rusa pasa por el lavado de dinero: "Todo se trata de lavado de dinero. Mueller eligió a Weissmann al principio, que es experto en lavado de dinero”. Robert Mueller, ex director del FBI a cargo de la investigación del Departamento de Justicia sobre el caso había sido reclutado por el fiscal Andrew Weissman. "El camino a Trump es a través de Paul Manafort, Don Jr. y Jared Kushner", conjeturó el despechado ideólogo de ultraderecha.

Mientras tanto, lo que se avizora es un debate sobre la libertad de expresión con un Presidente que quiere evitar la publicación de un libro. Y que toma otros ribetes con los encuentros que se acaban de divulgar entre una docena de congresistas y el psiquiatra Bandy Lee, de la Universidad de Yale, editor del libro The Dangerous Case of Donald Trump (El peligroso caso de Donald Trump), un libro que recoge testimonios de psiquiatras sobre sobre la salud mental del Presidente. 

Los encuentros fueron el 5 y 6 de diciembre, e inclusive habría estado presente un senador republicano. Para Lee, el uso desembozado de Twitter por parte de Trump "es una indicación de que se está viniendo abajo debido al estrés". También consideró que "va a ponerse peor y se volverá incontenible debido a la presión de la presidencia".