Tras varias horas de tensión, terminó el motín que 26  presos de la Comisaría 3º de Merlo protagonizaban desde pasada la medianoche. La protesta había comenzado luego de que la policía ingresara un nuevo detenido. Los presos se resistieron porque no había más lugar en las celdas y a partir de allí se amotinaron para reclamar por el hacinamiento y las malas condiciones de salubridad en que están detenidos. “Somos 26 cuando hay lugar para 14. Estamos pasando hambre, no nos pasan ni un pan. Estamos sin luz y sin agua. Somos delincuentes pero tenemos derechos”, se quejó Fausto, uno de los presos.

Según el testimonio del preso, la revuelta se inició luego de que los efectivos ingresaran a la comisaría de San Martín 2993 con un detenido más. El hombre había protagonizado un robo violento con un arma de fuego, que habría usado contra su víctima, y por eso el resto de los presos no lo querían entre ellos. Además, las condiciones de detención en dicha comisaría no resistían ningún detenido más. Otra versión indica que, además, hubo un incidente a partir de un robo entre los reclusos que sumó motivos a la revuelta.

En medio del motín, Fausto contó en declaraciones a C5N que además de estar hacinados, no tienen luz ni agua, los efectivos les restringen las visitas, los golpean y apenas les pasan un paquete de fideo para comer entre todos los presos.    

“Hicimos el motín porque estamos pasando hambre, no nos pasan ni un pan, no nos dejan pasar la visita, estamos sin agua y sin luz. El lugar es para 14 y somos 26, hasta usamos el baño para dormir. Con la gorra está todo mal, nos tratan como perros. Hoy nos pasaron un solo paquete de fideos, no es humano. Somos delincuentes pero tenemos derechos”, protestó el detenido, que aseguró que no tienen armas blancas, “solo palos de escoba” y que ningún preso resultó herido.  

Los presos admitieron que golpearon con los palos de escoba al detenido que ingreso anoche, pero que “está bien”. Justificaron su accionar violento por el hecho de que los efectivos “siguen metiendo presos” y ya no hay más lugar. “Lo único que queremos es estar tranquilos, hacer buena conducta, que no nos golpeen y que nuestras familias se vayan a casa tranquilos. Si no hay cupos que no ingresen más gente”, sostuvo Fausto, que al final de la comunicación relató que la policía había comenzado a reprimir con gas pimienta y balas de goma.