La economía internacional registró en 2017 un festival financiero. La Argentina se sumó a este ciclo de optimismo: su mercado bursátil fue el que más ganó en el mundo medido en dólares. Las bolsas de Estados Unidos anotaron una de las mejores rachas en décadas. El Dow Jones subió en el año un 25 por ciento, el S&P 500 un 19 por ciento y el Nasdaq un 28 por ciento. Europa no se quedó atrás. El índice de la bolsa inglesa sumó 18 por ciento, la francesa (25 por ciento), la alemana (29), la española (23) y la italiana (29). El mercado asiático también fue muy rentable. Mientras que Japón marcó un incremento de del 24 por ciento, en China las acciones avanzaron en promedio al 14 por ciento. Para tomar dimensión de la euforia de las bolsas puede mencionarse que en Japón hacía cuatro años que no anotaba ganancias.

Estos rendimientos asombrosos en las bolsas son reflejo de tasas de interés por el piso en los principales países desarrollados. Las tasas de referencia de los bonos a 10 años se ubicaron en 1,25 por ciento en Reino Unido, en 0,8 por ciento en Francia, en 0,4 por ciento en Alemania, en 2,1 por ciento en Italia y en 1,6 por ciento en España. En Estados Unidos los bonos devengaron una tasa del 2,4 por ciento, nivel incluso inferior al del promedio de los últimos diez años (2,6 por ciento), en que la economía norteamericana mantuvo costos del dinero bajos para intentar recuperarse del estallido de la crisis subprime en 2018.

El acceso al capital en el mundo cuesta muy poco y las inversiones en las bolsas arrojan rendimientos fabulosos. Esto explica porqué la Argentina consigue emitir deuda en forma vertiginosa y sus activos financieros crecen a ritmo acelerado. El promedio de acciones del MerVal subió en 2017 un 52 por ciento en moneda dura. Superó a todo el resto de las bolsas de la región por varios puntos. En Brasil el mercado bursátil marcó un alza del 25 por ciento, mientras que México avanzó al 13 por ciento, Chile al 45 por ciento, Colombia al 13 y Perú al 35. 

La racha del MerVal merece un análisis detallado. Sólo en diciembre ganó un 12 por ciento. Fue una de las subas mensuales más importantes del año. La primera había sido en enero de 2017, cuando marcó un alza mensual del 13 por ciento. El podio lo completó septiembre, mes en que se marcó una suba en moneda dura del 11 por ciento.

El promedio muchas veces dice poco y es interesante ver qué ocurrió con las empresas. La lista de las 10 compañías que más subieron en la bolsa arranca con Transportadora Gas del Norte, que registró un avance en dólares del 367 por ciento. Siguen Boldt, con un alza del 189 por ciento, Transener (178 por ciento), Distribuidora Gas Cuyana (174 por ciento), Grupo Financiero Galicia (148 por ciento), Transportadora Gas del Sur (140), Telecom (105), Holcim (100), PGR (99) Y Pampa Energía (94). Otras empresas con fuertes retornos fueron Cresud (45 por ciento), Mirgor (55 por ciento), Banco Macro (82 por ciento) y Edenor (89 por ciento).

El rendimiento de las acciones no fue lo único destacado del mercado de capitales argentino en 2017. Los bonos en moneda extranjera también registraron una ganancia notable. La lista empieza por el Argentina 2036, que marcó un retorno del 21 por ciento. Siguió el Par y el Argentina 2046, con 20 por ciento, el Discount 2033 (18 por ciento) y el Argentina 2037 (17 por ciento). Entre los de mediano plazo se destacó al Argentina 2025 (9 por ciento de ganancia), mientras que el Bonar 2024 marcó un alza del 5 por ciento.

Este aumento importante de los precios de los títulos públicos generó la caída del riesgo país de la Argentina, que pasó de 455 a 350 puntos básicos el año pasado. Cerró en niveles algo superiores a los de Brasil, que marcó un riesgo país de 240 puntos básicos al final de 2017, cuando había comenzado el año en 320 puntos. Colombia y Perú fueron otras economías en que se redujo en casi 100 puntos básicos el riesgo. En Venezuela, pese a que se llevó adelante el pago de todas las deudas soberanas, el riego país más que se duplicó el año pasado, al pasar de 2000 a casi 5000 puntos básicos. Estos indicadores dicen poco e la realidad de los países.

La baja del riesgo país en la Argentina parece poco creíble si se considera que la economía tiene un PIB de 600 mil millones de dólares, con una fuga de divisas por ahorro de 30 mil millones de dólares anualizados, una pérdida de divisas por turismo de casi 12 mil millones de dólares al año (se anotó en 2017 un record de 10 millones de viajes de argentinos al extranjero) y un déficit comercial que se acerca a los 10 mil millones de dólares. 

De dónde va a sacar el país los dólares para repagar la deuda que ingresa en estos años es clave. Para el mercado, por el momento, estas tendencias no parecen ser relevantes y sigue apostando por la compra de títulos argentinos que ya cotizan en el mercado y por nuevas emisiones de bonos.

Los dólares sobran en el mundo, todos los precios de activos financieros se van para arriba y el ciclo de optimismo parece jugar una buena pasada al modelo pro finanzas del Gobierno de Macri. Lo inquietante es que estos ciclos no duran para siempre. La exposición a lo que ocurra en el mundo es notable. La economía no brinda seguridad de cómo crecerá en el mediano plazo si se corta el ingreso de deuda y se suma la incertidumbre por la pelea de egos entre los principales funcionarios del equipo económico.