El bloque conservador liderado por la canciller Angela Merkel y el Partido Socialdemócrata (SPD) de Martin Schulz acordaron ayer entablar negociaciones formales para reeditar una gran coalición que pondría fin a la mayor crisis de gobierno que ha enfrentado Alemania.

“Se trata de un documento de dar y recibir, como debe ser”, declaró la mandataria alemana tras 24 horas de negociaciones para sacar adelante un escrito preliminar sobre el que negociar posteriormente. “La gente quiere que el país funcione”, afirmó. “Se trata también de la responsabilidad de Alemania en el mundo. El mundo no nos espera.” 

El compromiso adquirido por las dos principales agrupaciones políticas del país permite a la mandataria encarrilar su cuarto mandato consecutivo y disipar casi definitivamente el fantasma de nuevas elecciones. “Estaba segura de que era una tarea difícil”, señaló y reconoció que al principio no estaba segura de que fueran a lograrlo. “Discutimos sobre cómo lograr el camino y al final lo logramos. La dirección era la misma.”

Después de más de tres meses sin gobierno desde las elecciones del 24 de septiembre, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel; su socia bávara, la Unión Cristianosocial (CSU) –liderada por Horst Seehofer–, y los socialdemócratas firmaron un documento base sobre el que abrir negociaciones oficiales.

Uno de los principales puntos de discordia era el tema de los refugiados, debido a que desde el comienzo de la crisis en 2015 Alemania ha acogido a más de 1,4 millón de solicitantes de asilo en su territorio. El SPD rechazaba la propuesta del bloque conservador de imponer un límite anual a la entrada de refugiados, pero finalmente dio su brazo a torcer y acordaron limitarla a entre 180.000 y 220.000 al año.

Junto con el límite anual, pactaron también rebajar en gran medida la reagrupación familiar para los refugiados con un status de protección restringido y este número estará reducido a mil personas al mes. 

A pesar de ello, Schulz alabó el que considera un “resultado excelente”. El ex presidente del Parlamento europeo anunció que recomendará a los miembros del partido en el congreso extraordinario del próximo 21 de enero, en Bonn, votar a favor de dar comienzo las negociaciones formales con los conservadores. “Ahora debemos convencer a los miembros del partido.”

“Mi partido, al inicio de esta semana, dejó claro que no había líneas rojas, pero sí que queríamos que hubiera un contenido rojo”, comentó. “Teníamos claro que no serían unos contactos fáciles”, dijo sobre unas reuniones que comenzaron el pasado domingo. “Pero contamos con una atmósfera constructiva y conversaciones justas”, afirmó sobre unas negociaciones que fueron “largas y duras”. 

Entre el resto de acuerdos recogidos en el documento preliminar de 28 páginas, los líderes de los tres partidos pactaron, entre otras cosas, no llevar a cabo ninguna subida de impuestos a pesar de que el SPD reclamaba un incremento del tipo impositivo más alto. También decidieron mejorar las ayudas sociales a las familias o que la contribución a los seguros médicos públicos se divida a partes iguales entre el trabajador y la empresa. 

Los tres partidos señalaron que quieren “formar un gobierno estable y capaz de actuar” y aspiran además a “un nuevo comienzo de la política europea” para lo que se comprometen a aumentar las contribuciones al presupuesto europeo. La CDU, la CSU y el SPD quieren además “fortalecer la cohesión social” en Alemania y “superar las divisiones surgidas”. 

El acuerdo garantiza una voluntad común, pero no se traduce en la puesta en marcha automática de la gran coalición que gobernó Alemania durante los últimos cuatro años. La cúpula del SPD necesita todavía recibir luz verde de sus filas. 

Merkel y Schulz se habían dado de plazo hasta este viernes para decidir si abogaban por remar en una misma dirección o si preferían tomar caminos separados, volviendo a la casilla de salida que habían dejado las elecciones generales de septiembre. 

Con el principio de acuerdo alcanzado, Merkel, que gobierna ininterrumpidamente Alemania desde 2005, hizo gala una vez más de sus habilidades negociadoras para hacer frente a la adversidad. Las elecciones legislativas de septiembre dejaron a la dirigente en una encrucijada. La negativa inicial del SPD a reeditar la gran coalición de gobierno de la última legislatura (2013-2017) llevó a la canciller a intentar sacar adelante un gobierno tripartito con liberales y Los Verdes. Constatado el fracaso de la alianza tricolor, el SPD se perfiló como el aliado de conveniencia perfecto para evitar el peor de los escenarios posibles: nuevos comicios. 

Pese a su renuencia inicial a firmar una tercera gran coalición tras obtener sus peores resultados históricos en las elecciones después de dos alianzas con Merkel (2005-2009 y 2013-2017) y presionado por la responsabilidad hacia el electorado, el SPD decidió finalmente postularse de nuevo como socio menor. 

Los más optimistas estiman que Alemania contará con un nuevo Ejecutivo a finales de marzo o principios de abril. Nunca antes la potencia europea había necesitado tanto tiempo para formar gobierno.