Las finanzas no tienen magia. El enorme desequilibrio de deuda que ocasionó el Banco Central en los últimos dos años con las Lebac sólo podía generar dos reacciones en el mercado. Los inversores podían pedirle más tasa de interés a la autoridad monetaria para seguir prestándole dinero. O la otra alternativa era reducir los plazos a los que le presta. Ambas opciones son sinónimos que es cada vez más riesgoso prestarle al Banco Central. La entidad a cargo de Federico Sturzenegger decidió transitar la segunda opción: reducir los plazos a los que toma su deuda de un mes a 7 días, con la emisión de una nueva letra llamada Leliq. No tuvo alternativa porque en el Gobierno le vetaron la posibilidad de seguir subiendo la tasa de interés. 

En el mercado saben que darle dinero al Central es cada vez más peligroso pero nadie quiere perderse la bicicleta. Darle dinero a 30 días al Central empieza a ser un poco más riesgoso pero prestarle a 7 días y ver cómo sigue la película por ahora resulta negocio para las entidades financieras.

El Central comenzó a liquidar el jueves pasado Letras de liquidez a siete días (Leliq). El nuevo instrumento se lanzó con un rendimiento del 27,25 por ciento anual, que se podrá modificar semana a semana. Una diferencia interesante con las Lebac es que las Leliq se licitan todos los días y su plazo de vencimiento es semanal. Por el momento sólo las podrán adquirir los bancos. Estas Letras de corto plazo tendrán un mercado secundario que se llamará “Rueda de Leli” en el MAE, en donde las entidades bancarias podrán venderlas y comprarlas. 

Este tipo de operaciones de cortísimo plazo es el reconocimiento del fracaso de la autoridad monetaria, que en 2017 empezó a liquidar en forma mensual las Lebac pera ahora debe acortar nuevamente los plazos de liquidación de sus títulos de deuda.

En la nota de hace dos semanas de este espacio del suplemento ya se advirtió que el mercado iba a pedir más tasa o menos plazo para seguir prestando. El Central ya le dio lo que buscaba (ahora sus letras vencen cada una semana) y logró algo de aire para estirar la bicicleta financiera. Ahora la pregunta del millón es cómo terminará de licuarse esta deuda de más de 1 billón de pesos del Central con los acreedores de Lebac (y Leliq). Es claro que para el mercado en algún momento ya no será suficiente ni esta tasa ni estos plazos cortos. En la city aventuran que terminará colocándose un bono a mediano plazo en un canje forzado de las letras, que incluirá tanto a las entidades bancarias como a inversores institucionales.

El rumor de renuncia del presidente de la autoridad monetaria sólo potenció la incertidumbre en el mercado financiero. Los operadores experimentados de la city saben que cuando empieza el amague de recambio es porque se acercan momentos de tensión financiera. La tendencia de endeudamiento del Central es insostenible. Terminó 2017 con más deuda en Lebac que reservas internacionales y la entidad no logra sumar activos genuinos. El ingreso de dólares a las reservas es resultado de la emisión de deuda externa y no de inversiones productivas ni del superávit de la cuenta comercial. En enero de este año se sumaron unos 8 mil millones de dólares por la colocación de nueva deuda con acreedores internacionales. 

El BC celebró un nivel de reservas record pero lo cierto es que más de la mitad de estos 8000 millones de dólares se irán en lo que resta del mes por ahorro de divisas de particulares, déficit de la cuenta turismo, rojo del intercambio comercial y giro de utilidades de las multinacionales. Los festejos sobre las reservas record sirven para poco: en la city afirman que son humo que rápidamente se disipa pero que, en cambio, los pasivos que quedan son reales y gigantes.