Los independentistas unieron fuerzas y se quedaron con la presidencia del Parlament, en manos de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que impuso a Torrent por 65 votos, contra los 56 que obtuvo el candidato que apoyaban los liberales de Ciudadanos, el partido más votado en las elecciones de diciembre, y que contaron con el apoyo de los socialistas. Los ocho diputados de la alianza Podemos, con la alcaldesa de Barcelona Ada Colau a la cabeza, se abstuvieron. De las 130 bancas en juego, Ciudadanos conquistó 36; Junts per Catalunya, del ex president Carles Puigdemont, 34, y ERC, 32. En rigor, los dos partidos nacionalistas, junto con los cuatro diputados de la Convocatoria de Unidad Popular (CUP) reúnen 70 diputados, dos votos más que la mayoría necesaria para formar gobierno.

Joaquim Forn, Consejero de Interior del gobierno anterior, Jordi Sánchez, titular de una ONG nacionalista y Oriol Junqueras, líder de ERC y ex vicepresidente del gobierno que encabezó Puigdemont, arrestados en virtud del artículo 155 de la Constitución española, que el conservador Mariano Rajoy impuso en Cataluña a comienzos de noviembre tras la declaración de la independencia unilateral de la región, fueron autorizados a participar de la elección y respaldaron a Torrent.

El que no pudo votar fue Puigdemont, quien huyó a Bruselas cuando Madrid intervino todas las instituciones catalanas, inclusive la policía regional, y quedó cesante. Ni el ex president catalán ni los ministros que lo acompañaron a la capital belga y obtuvieron bancas en diciembre solicitaron delegar su voto, aunque quieren hacerlo en la sesión en la que se deberá elegir al nuevo presidente de la región, que desactivará el artículo 155 y la intervención.

En ese momento Puigdemont volverá al centro de la escena, ya que quiere recuperar la presidencia del gobierno regional desde Bruselas y gobernar vía Skype, ya que si pone un pie en España irá a hacerle compañía a Junqueras y al resto de los detenidos. Sin embargo, la alternativa de gobernar desde el exterior fue rechazada hasta por los propios nacionalistas, mientras la prensa ya habla de un “presidente holograma”.

Torrent reemplazará a Carme Forcadell, figura clave del desafío secesionista, quien a principios de septiembre autorizó el referéndum del 1 de octubre, que desencadenó la crisis. "Mi objetivo es coser la sociedad catalana compuesta por identidades cruzadas", dijo el nuevo titular del legislativo.  Aseguró que ofrecerá "la mano a todo el mundo", y pidió "respeto para la voluntad mayoritaria de la gente", al tiempo que reclamó  a los diputados "conjurarse para recuperar las instituciones del país lo más pronto posible".

La elección de Torrent demostró que los nacionalistas podrían reunir los 68 votos necesarios para investir al próximo presidente, pero las cartas todavía no están echadas. Ciudadanos, por su parte, dará la batalla por imponer a su líder, Inés Arrimadas, quien podría ser la primera mujer presidente del gobierno catalán si lograra la mayoría simple del Parlament, gracias a la abstención de los unionistas. Tampoco se descarta el llamado a nuevas elecciones.

Mientras tanto, desde Bruselas, y en catalán, Puigdemont celebró por Twitter la elección de Torrent: "Estoy convencido de que ejercerás el cargo con nobleza y valentía, protegiendo las instituciones y el país".