La impulsora del movimiento #BalanceTonPorc (#DelataATuCerdo), que siguió en Francia la estela de la campaña estadounidense de revelación de abusos sexuales #MeToo, fue denunciada por difamación. La periodista Sandra Muller anunció en las últimas horas en Facebook que el antiguo director general de la cadena de televisión dedicada a la hípica Equidia Eric Brion, que el pasado diciembre le pidió perdón públicamente por “declaraciones fuera de lugar”, cambió de estrategia y decidió acudir a los tribunales.

El nombre de Brion fue el primero en aparecer vinculado en Francia con la campaña de denuncia de casos de acoso. En sus tuits, Muller lo puso de ejemplo para animar a otras mujeres a delatar a los hombres que habían abusado de ellas en el trabajo. Brion se defendió en una columna publicada en Le Monde. En ella asegura no recuerda la fecha exacta del cóctel en Cannes en el cual, borracho, le habría dicho a Muller: “Tenés grandes y hermosas tetas, sos el tipo de mujer que me gusta. Te voy a hacer gozar toda la noche”. El ex director de la cadena televisiva (debió renunciar a partir del escándalo) explicó en ese texto: “Lo único que sé es que intercambiamos (Muller y él) mensajes por Messenger y que, desolado, le pedí disculpas”.

Luego explica que lo que más lo irrita de la situación en la que se vio envuelto es que hay dos elementos esenciales que no aparecieron en los tuits en los que la periodista lo convirtió en “el primer cerdo”. Destaca que “nunca trabajé con Sandra Muller, por lo cual comparar mi actitud con la de Harvey Weinstein está fuera de lugar”. Y además, insiste en que “no reiteré mis avances. Frené inmediatamente apenas ella me demostró su rechazo, algo que ella no niega”. “Las consecuencias personales y profesionales de esa mezcla de denuncias (...) han sido extremadamente importantes y penalizadoras. (...) Varias semanas después de esa famosa etiqueta, reclamo simplemente el derecho a la verdad”, concluía el ejecutivo.

La batalla entre ambos parecía cerrada hasta que la periodista publicó que Brion le reclama ahora 50.000 euros por daños e intereses y otros 10.000 por costas judiciales. “Iré hasta el final de este combate con la ayuda de mi abogado y espero que este juicio sirva para que haya un verdadero debate sobre la manera de luchar contra el acoso sexual”, señaló Muller, que considera que están intentando “silenciarla”. El #BalanceTonPorc, según la reportera, ha servido de momento para “liberar la palabra de las víctimas y poner el foco en un verdadero problema de la sociedad”.

El debate en Francia sobre la cuestión enfrentó a feministas con un centenar de artistas e intelectuales, que en un manifiesto difundido en Le Monde criticaron el “puritanismo” de la campaña desatada a raíz del caso Weinstein (ver aparte). La actriz Catherine Deneuve, una de las firmantes, lamentó posteriormente que se tergiversara su apoyo a ese polémico texto, que defendía “la libertad de los hombres a importunar”, y presentó sus excusas a las víctimas de abusos que se sintieron ofendidas: “Me parece absolutamente necesario hoy subrayar mi desacuerdo con la manera en que algunas firmantes del manifiesto se atribuyen individualmente el derecho de explayarse en los medios, desnaturalizando el espíritu de ese texto”.  Aludía a la actriz porno devenida presentadora Brigitte Lahaie, que aseguró en una entrevista que una mujer “puede gozar en medio de una violación”. “Cuando uno rubrica un manifiesto que involucra a otras personas, evita embarcarlas en su propia incontinencia verbal. Es indigno no hacerlo”, manifestó Deneuve. La última en sumarse a esta guerra fue Brigitte Bardot, quien incendió las redes tras afirmar que la mayor parte de las recientes denuncias de acoso en el cine son “casos hipócritas” y sostuvo que muchas artistas “calientan a los productores para tener un papel”.

Los políticos también participan de la polémica. La ministra para la Igualdad entre el Hombre y la Mujer, Marlène Schiappa, declaró que hay algunas afirmaciones “profundamente inquietantes”. “Ya nos cuesta demasiado hacer comprender a las chicas jóvenes que cuando un hombre frota su sexo en el subte contra ellas, se trata de una agresión. Creo que es peligroso mantener ese discurso”, advirtió.

Cuando le preguntaron a la predecesora de Schiappa, Laurence Rossignol, sobre si habría firmado el manifiesto, su respuesta fue clara y precisa: “Desde luego que no, puesto que es una bofetada a las mujeres que denuncian la depredación sexual y refleja una concepción tradicional de la sexualidad, en la que el hombre asume el papel de conquistador y la mujer el de sumisa”.

En tanto, François Bayrou, candidato a las presidenciales en 2007 y 2012, aseguró haberse sentido incómodo cuando leyó el manifiesto. “La mayor parte de las que firman son mujeres fuertes, seguras de sí mismas, que tienen las herramientas para defenderse de los que las molestan. Pero me preocupan las  que no pueden defenderse. Una joven de 15, 16 años, insegura como toda adolescente, que es tomada como blanco por tipos que buscan sólo la satisfacción inmediata de su propio placer, no tiene esa posibilidad, son sólo una presa, un objetivo. Ellas son las que me preocupan”, explicó.