En su segundo día en Perú, el papa Francisco realizó una histórica visita a la selva peruana por la mañana y frente a cuatro mil representantes de pueblos originarios de la Amazonía, a quienes convocó a defender los recursos naturales, y les dijo: "Nunca estuvieron tan amenazados como ahora".  Por la tarde, regresó a Lima, donde participó de un encuentro en el Palacio del Gobierno y denunció a la corrupción como "un flagelo social en los países latinoamericanos" frente al presidente Pedro Pablo Kusczynski, días después del escándalo de coimas por el caso Odebrecht que lo llevó a ser interpelado y salvado por el Parlamento. 

"Cuánto mal le hace a nuestros pueblos latinoamericanos y a las democracias de este bendito continente ese 'virus' social, un fenómeno que lo infecta todo, siendo los pobres y la madre tierra los más perjudicados", apuntó el Papa ante la dirigencia política peruana, que frenó la expulsión del presidente Kusczynski en acuerdo entre el oficialismo y el fujimorismo, que habilitó días después el indulto por parte del mandatario al dictador Alberto Fujimori. 

Antes, en Puerto Maldonado, había iniciado el día reconociendo la importancia de la "sabiduría y conocimiento" de los pobladores de la Amazonía. En línea con su encíclica de 2015 "Laudato si", de la que los pobladores le entregaron ediciones en seis lenguas locales, Francisco afirmó que la Amazonía "es tierra disputada desde varios frentes: por una parte, el neoextractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que dirigen su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales". 

Fueron 22 los pueblos de la Amazonía que recibieron al Papa en el Coliseo de Puerto Maldonado, una pequeña ciudad de 75 mil habitantes en el Depatamento de Madre Dios, 850 kilómetros al este de Lima. Francisco siguió las distintas ceremonias con una sonrisa y hasta se animó a ponerse una corona de plumas rojas, amarillas y blancas sobre el solideo durante el intercambio de regalos con las comunidades locales. El jueves pasado había tenido otro fuerte gesto hacia los pueblos originarios, cuando almorzó con representantes mapuches en Temuco.

María Luzmila Bermeo, del pueblo Awajún, ataviada con una túnica roja adornada con collares artesanales, le pidió a Francisco que "ore mucho para que la Amazonía no pierda sus saberes, sus riquezas, sus culturas y sus valores". "Todos los esfuerzos que hagamos por mejorar la vida de los pueblos amazónicos serán siempre pocos. Necesitamos escucharlos", los convocó, antes de dedicarles un "Tinkunakama" (hasta un próximo encuentro, en quechua).

Tras el encuentro con los pueblos originarios, y en medio de cantos de "Francisco, querido, la selva está contigo", el pontífice tuvo un encuentro con miles de pobladores de la zona, en el campo de un instituto dedicado al estudio de la preservación del ambiente. Mañana Francisco seguirá con su visita en Trujillo, 500 kilómetros al norte de LIma, donde celebrará una misa en la playa de Huanchaco y luego asisitirá a una celebración mariana en la que los fieles peruanos llevarán sus ofrendas.