Miles de manifestantes colmaron el estadio Sam Boyd en las afueras de Las Vegas esta tarde, en el acto de cierre de un fin de semana en el que se realizaron docenas de marchas de mujeres en ciudades de todo Estados Unidos. Este año las consignas se centraron principalmente en canalizar el activismo feminista para generar acciones concretas en las elecciones de medio término (legislativas). "Tenemos que marchar juntas, tenemos que organizarnos juntas, tenemos que movilizarnos juntas y tenemos que votar juntas, incluso cuando no nos terminamos de caer bien unas a otras", dijo desde el escenario Tamika Mallory, copresidenta de la organización nacional, en Las Vegas.

A un año de la histórica Women’s March, cientos de miles de personas salieron a la calle a expresarse contra el machismo y las políticas conservadoras de Trump. En ciudades como Nueva York, Filadelfia, Chicago, Denver, Los Angeles, Seattle, Miami, Phoenix, durante los dos días de protestas -ayer y yo- se conmemoró el primer aniversario de la que fue una de las manifestaciones más masivas de la historia de ese país, el pasado 21 de enero. En 2017 la Women’s March había sido convocada en rechazo a la llegada al poder de un candidato famoso por sus arengas racistas, xenófobas y machistas y con serias acusaciones de acoso detrás.

La resistencia contra Trump expresada en la marcha de este año dio la impresión de ser menos virulenta pero mejor organizada: “Del año pasado a éste aquellas personas y organizaciones feministas que convocaron a marchar, por medio de lo que parecía un llamamiento casi espontáneo aunque se sospecha que estuvo financiado en parte por el Partido Demócrata, a lo largo de este año se aglutinaron y convirtieron en una ONG, y con ese carácter fue que convocaron esta vez”, relata desde Nueva York Ximena García Bustamante, militante del movimiento feminista Latinoamericano de esa ciudad e integrante del Comité Nacional de la International Women's Strike USA (Paro Internacional de Mujeres, EEUU).

A diferencia del año pasado el epicentro no fue Washington, sino Las Vegas (Nevada). La elección de esa ciudad como foco principal de las protestas tiene que ver, según explica García Bustamante, con la impronta mucho más partidaria que este año adquirió la conducción de la movilización: “Tanto en 2017 y 2018 la marcha fue una iniciativa del partido Demócrata, aunque no se presenta así explícitamente. Este año esa filiación sí fue mucho más clara y por eso el eje de las marchas ha estado en llamar a votar por candidatas opositoras de cara a las elecciones legislativas que tendrán lugar en noviembre de este año. Se eligieron ciudades estratégicas que acá se llaman ‘versátiles’, es decir que no son claramente demócratas ni claramente republicanas”. Esto explica que la consigna principal esta vez haya sido #PowerToThePolls, que quiere decir “el poder a las urnas” y tiene como objetivo alentar a las mujeres a registrarse para votar y elegir candidatas.

“El año pasado la marcha de mujeres logró canalizar la fuerza de toda la oposición, de un modo bastante transversal, aglutinó todo el repudio que había generado el resultado de las elecciones presidenciales. Todos los que no tenían cómo expresar ese descontento encontraron en la marcha de mujeres un lugar para hacerlo. Este año se volvió a repetir el gesto pero con más organización, con una conducción más preparada y sobre todo con el objetivo de canalizar todo ese descontento con fines electorales”, asegura García Bustamante.

“Se esperaba que este año la asistencia fuera mayor. En 2017 lo que empujó a la masividad fue que había un clima de protesta general. Los aeropuertos por ejemplo fueron por esos días sedes de muchas manifestaciones por el decreto que de un minuto a otro prohibió la entrada a Estados Unidos de personas de determinados países en su mayoría islámicos. Es difícil decir si este año hubo más gente porque el año pasado estuvo todo canalizado en Washington y este año fueron marchas en muchas ciudades y distribuidas a lo largo de dos días”, analiza García Bustamante sobre la convocatoria.

Para muchas de las activistas que participaron ayer y hoy de las manifestaciones en distintas ciudades, la Women’s March “es una oportunidad para empezar a calentar motores y llamar al paro internacional de mujeres del 8 de marzo, que acá en Estados Unidos se prevé que se sentirá de modo muy contundente”, concluye García Bustamante.