El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, llegó ayer a Tel Aviv, tercera y última escala de su gira por Medio Oriente, en medio de las tensiones causadas por la decisión de su gobierno de reconocer a Jerusalén como capital israelí. “Llega un gran amigo del estado de Israel”, afirmó el primer ministro Benjamin Netanyahu durante una reunión de gabinete previa al arribo de Pence. Netanyahu calificó como “una desgracia” que diputados de la Lista Común -la tercera fuerza en el parlamento, de mayoría árabe- hayan decidido no asistir al discurso que Pence pronunciará hoy en el Knesset.  Pence, que tras aterrizar en Tel Aviv se trasladó a Jerusalén, llegó procedente de Amman, donde más temprano mantuvo una reunión con el rey Abdullah II de Jordania, de quien escuchó reclamos por la situación en Medio Oriente. “Jerusalén oriental debe ser la capital de un estado palestino como parte de una visión de los dos estados” para resolver el conflicto de Medio Oriente, señaló el monarca en la reunión, según reportó un comunicado de la casa real jordana. Abdullah II agregó que Jerusalén “es la clave para la paz” en la región y pidió medidas para “reconstruir la confianza”. El vice de Trump aseguró que su país “siempre” se comprometió a “respetar el papel de Jordania y su labor como custodio de los lugares sagrados en Jerusalén”, y que no adoptó “ninguna posición con respecto a las fronteras y el estatus final” de Jerusalén.