La ola de despidos que se agudizó en enero, tanto en el sector público como privado, sigue cobrando fuerza. Después de que la firma Bunge ratificara las 170 cesantías en su planta de Campana, los trabajadores se concentraron esta mañana en la puerta de la fábrica y convocaron a una caravana por Panamericana hacia la delegación de Trabajo de esa localidad para repudiar la decisión.

Fueron acompañados por trabajadores despedidos de la planta de plásticos Bopp. La firma comunicó la semana pasada a 70 trabajadores que a partir del 31 de este mes quedarán despedidos. Se les ofreció un retiro voluntario por el 80 por ciento de indemnización en ocho cuotas o ser cesanteados a fin de mes y cobrar sólo el 50 por ciento.

La movilización fue encabezada por el Sindicato de Químicos y Petroquímicos, que inició un plan de lucha la semana pasada, ante las primeras notificaciones de la productora de fertilizantes. En tanto, mientras efectivizaban los despidos, los directivos trasladaron el stock del producto sobrante a la planta de Ramallo, donde comenzaron a importar fertilizantes nitrogenados.

Hoy los empleados tuvieron una audiencia con el delegado municipal de Trabajo de esa localidad para reclamar su reincorporación. En declaraciones periodísticas, alertaron previamente que estos despedidos son la antesala de un ataque al convenio colectivo de trabajo de toda la industria química y petroquímica de la región de Zárate-Campana.