Desde Brasil En una sesión que empezó a las ocho y media de la mañana y terminó poco antes de las seis de la tarde –casi diez horas–, el Tribunal Federal Regional de Porto Alegre confirmó, en segunda instancia y por unanimidad, la sentencia que condenó el ex presidente Lula da Silva a prisión. Y más: aumentó la pena, que era de nueve años y medio de cárcel, a doce años y un mes. Los abogados de Lula tuvieron, en ese maratón, solamente quince minutos para presentar sus argumentos.

El relator del caso leyó parte de las 430 páginas de su voto a lo largo de tres horas y media. Los otros dos magistrados también se extendieron en la lectura de sus votos. Cuando el segundo de ellos, Leandro Paulsen, revisor del voto del relator, respaldó tanto la condena como la elevación de la pena, un fuerte desánimo cayó tanto sobre seguidores de Lula da Silva como a muchos de los integrantes de su círculo más cercano. Los más optimistas esperaban que Paulsen votase por anular la condena o, en última instancia, contra el aumento de la pena impuesta al ex presidente.

Tan pronto se supo el resultado, hubo manifestaciones callejeras en Porto Alegre y San Pablo. Al final de la tarde, un gran acto de apoyo a Lula.

La presidenta del PT, la senadora Gleisi Hoffman, confirmó que mañana mismo el Partido de los Trabajadores ratificará la candidatura de Lula a las elecciones de octubre.

De acuerdo con la ley, la condena en segunda instancia lo inhabilitaría para postularse. Quedan, sin embargo, varios recursos ante la Justicia Electoral y los tribunales superiores.

En la avenida Paulista, escenario de manifestaciones contrarias a Lula, un grupo de alrededor de 200 personas, con el grupo de extrema-derecha Movimiento Brasil Libre (MBL) a la cabeza, manifestaban su euforia.

Los analistas consideran remota la prisión del ex presidente, aunque la Corte Suprema haya autorizado que los condenados en segunda instancia puedan ser, si así requiere el juez de primera instancia, llevados a la cárcel.

En al menos un sector de la sociedad la condena de Lula da Silva – aunque sin que haya sido presentada una sola prueba, solo declaraciones de testigos y detenidos que aceptaron colaborar con los jueces a cambio de una disminución de sus penas – provocó resultados concretos: la Bolsa de Valores tuvo un incremento de casi 3 por ciento, y el dólar se desplomó 2,7 por ciento.