El ex médico del equipo olímpico de gimnasia norteamericano, Lawrence “Larry” Nassar, fue condenado a entre 40 y 175 años de prisión por haber abusado sexualmente de decenas de atletas durante los veinte años en que se desempeñó como especialista en la Federación de Gimnasia de Estados Unidos. Nassar se había declarado culpable en diez casos al comienzo del juicio, por lo que el veredicto se dictó al cabo de siete audiencias de escucha –es decir, que no buscaban recabar pruebas para cimentar una condena–, durante las cuales 156 jóvenes mujeres que habían sido víctimas del médico  hablaron ante el público presente en la sala de la corte estatal de Lansing, Nassar y la jueza Rosemarie Aquilina (ver aparte) para dar testimonio de los abusos. Antes de leer el veredicto, Aquilina advirtió al médico: “No has hecho nada para que merezcas andar libre nunca más”. La condena se suma a los 40 años de prisión que en diciembre le dictó una corte federal, luego de que él se asumiera culpable por tres cargos de pornografía infantil.

Nassar, de 54 años, era también médico en la Universidad del Estado de Michigan, cuyas autoridades, de acuerdo con numerosos testimonios, estaban al tanto de las acusaciones pero no actuaron al respecto. Ayer, poco después de conocida la sentencia, la legislatura del Estado de Michigan votó por unanimidad una resolución para exigir la renuncia de la presidenta de la Universidad. Por el caso, esta semana habían renunciado el director, el subdirector y el tesorero del equipo olímpico de gimnasia; el presidente y el director ejecutivo habían hecho lo mismo el año pasado, cuando las denuncias de abusos se hicieron públicas. Durante las audiencias, declararon, entre otras, celebridades de la gimnasia olímpica, como Aly Raisman, Jordyn Wieber, McKayla Maroney y Jamie Dantzscher.

Ayer, al final del último testimonio, Nassar dijo a las mujeres que habían declarado: “sus palabras estos días me han impactado mucho y me han agitado hasta la médula. Llevaré vuestras palabras conmigo hasta el fin de mis días”. La semana pasada, al promediar las audiencias, el médico había solicitado a la jueza que lo excusara de asistir a la corte porque los testimonios le hacían daño; la jueza rechazó el pedido.

Poco antes de leer la condena, la magistrada leyó ante la sala otra carta, la que el propio Nassar había escrito el año pasado para declararse culpable de diez casos. Aquilina explicó que leería el texto para demostrar que Nassar no estaba arrepentido de lo que había hecho y que aunque se declaraba culpable no asumía su responsabilidad. El médico había escrito: “Lo que hice fue médico, no sexual, pero por culpa del porno (la causa por pornografía infantil, en la que resultó condenado) perdí toda la credibilidad. Así que trato de evitar un juicio para salvar del stress a mi comunidad, mi familia… y sin embargo mire lo que está pasando. Esto está mal. Yo fui un buen médico, porque mis tratamientos funcionaron y estas pacientes que ahora están hablando son las mismas que agradecían y volvían una y otra vez. Los medios las convencieron de que era incorrecto y malo. El infierno no conoce tanta furia como la de una mujer despechada. Los medios están haciendo sensacionalismo con esto. El fiscal me obligó (a declararme culpable)”.

Las audiencias de escucha se transmitieron en directo por Internet. A cada mujer que se presentaba a testificar, Aquilina le aclaraba que podía extenderse durante todo el tiempo que quisiera. Como el veredicto de culpabilidad estaba decidido de antemano, la magistrada no tenía obligación de mantener imparcialidad ni de evitar comentarios sobre lo que sucediera en la sala. Por eso, alentó a cada una de las testigos a hablar, y luego les agradeció lo que habían hecho. “¿Qué te gustaría que yo sepa?”, preguntaba a las mujeres que se disponían a testimoniar; “deja tu dolor aquí, y andá afuera y hacé tus cosas magníficas”, dijo a una de las gimnastas. A Raisman, que fue capitana del equipo olímipico, ganadora de medalla de oro y una de las primeras denunciantes en sostener la acusación en público, le advirtió: “Todas las palabras que vos y tus hermanas sobrevivientes han dicho están siendo oídas. Ustedes nunca fueron el problema, pero son parte de la solución”. 

Los testimonios establecieron que Nassar abusó de niñas y adolescentes por igual, que llegó a hacerlo no sólo en su propio consultorio, sino inclusive ante los padres de las niñas, que veían cómo él las hacía recostar en la camilla boca abajo y les introducía dedos en la vagina, cualquiera fuera la lesión de la que ellas se quejaran. Una de las víctimas se suicidó; el padre de otra de ellas también, tras años de no haber creído en sus palabras.

Raisman ya advirtió días atrás que el caso no termina con la condena al médico. “En estos 30 años, cuando las sobrevivientes (de abuso) dimos la cara, adulto tras adulto –muchos de ellos en posiciones de autoridad– te protegieron, dijeron a cada sobreviviente que estaba bien, que vos no abusabas de ellas. De hecho, muchos adultos hicieron que vos convencieras a las sobrevivientes de que estaban siendo exageradas o habían malinterpretado. Esto es como ser violadas una y otra vez”, dijo, y señaló que la Federación de Gimnasia y el Comité Olímpico norteamericano tienen responsabilidades al respecto.