Este lunes vuelve a su puesto el ministro de Trabajo, Jorge Triaca. Todo hace pensar que la polémica continuará. La pregunta a los consultores está referida al costo del caso Triaca para la administración Cambiemos. El audio del ministro insultando a su casera Sandra Heredia,con quien mantenía una relación laboral en negro y a quien hizo conchabar también en la intervención del SOMU motivó las vacaciones del colaborador del presidente sólo para sacarlo del centro de los micrófonos. 

“Lo del ministro Triaca impactó en la sociedad –señala Ricardo Rouvier–. En nuestra medición tuvimos un 67 por ciento de una  muestra nacional que señaló que Triaca debía renunciar. Lo que ocurrió fue vivido como una ruptura del contrato entre Cambiemos y sus votantes que se presentó como una fuerza distinta de lo anterior, una fuerza moral en su vínculo con la ciudadanía.Esto tendrá un costo para el Gobierno que está con la expectativa de que el precio que deberá pagar va a ir bajando con el tiempo.”

“El Triacagate será recordado como un factor determinante  –afirma Enrique Zuleta–. Con Triaca naufraga una vez más la metodología clásica de los gobiernos de elegir ministro de Trabajo a alguien que supuestamente cuenta con la comprensión y la confianza de los sindicatos. La mayor parte de los gobiernos optaron siempre por abogados laboralistas con fuertes vínculos con los sindicatos o por sindicalistas. Los resultados están a la vista. Priman en el gobierno las perspectivas de los abogados corporativos y los CEOs de los grandes conglomerados empresarios, que en realidad no tienen una divergencia de fondo con los intereses de los sindicatos”.

Para Facundo Nejamkis el caso Triaca deja una huella, cuya profundidad se verá. “Salimos de la etapa de luna de miel y ya estamos en plena convivencia. Sin embargo es complejo definir cuánto y cómo impactan casos de esas características. Habiendo demostrado eficacia electoral  para ganarle al peronismo en dos elecciones consecutivas, el electorado deja de mirar el pasado y comienza a elevar la vara de exigencia frente al actual gobierno. Cualquier medida polémica o cualquier escándalo que pudiera involucrar a un funcionario público, es visto con mucha mayor rigurosidad que antes por parte de la ciudadanía”. 

Ignacio Ramírez apunta no sólo a las consecuencias sino al hecho en sí mismo: “episodios como el de Triaca tensionan dos atributos centrales de la marca Cambiemos. En primer lugar, la promesa de una regeneración moral. En segundo lugar, la amabilidad, buenas formas. Al respecto, la revelación de un audio resulta especialmente amenazante sobre una comunicación política tan manufacturada y cuidada. Por el modo en que se configuran estas crisis, la circulación del audio se lee en clave de descubrimiento, de acceso a las costuras ocultas de lo real. El audio acreditaría la impostura, la amabilidad fingida”.