Violentos enfrentamientos entre inmigrantes afganos y africanos dejaron ayer 18 heridos, entre ellos cinco graves por disparos, en Calais, una ciudad portuaria al norte de Francia y frente a la costa inglesa, emblemática de la crisis migratoria en Europa. El ministro del Interior Gerard Collomb viajó a la zona anoche para reunirse con las autoridades “después de los graves incidentes que se han producido hoy (por ayer)”, indicó en su cuenta de Twitter. En total, cinco inmigrantes resultaron con heridas de bala, cuatro de ellos muy graves y debían ser operados de urgencia. El quinto tuvo que ser trasladado a la ciudad de Lille (norte). El resto de los heridos sufrió traumatismos y heridas menores por el uso de armas blancas en algunos casos de esta riña que comenzó cuando se repartía comida, informó una fuente judicial. El “pronóstico de vida es reservado” para cuatro de los heridos de bala, jóvenes de entre 16 y 18 años de Eritrea, dijo una fuente de la fiscalía local. Se trata del peor balance desde el 1 de julio de 2017, cuando las peleas entre diferentes grupos étnicos dejaron 16 heridos, incluida una persona grave. En términos de víctimas, “volvimos a una situación que es muy similar a la de 2015”, año en que se creó el campamento conocido como La Jungla, desmantelado en octubre de 2016, comentó una fuente judicial. Algunos de estos enfrentamientos han surgido por ajuste de cuentas entre grupos de traficantes afganos. Alrededor de 800 inmigrantes viven en condiciones muy difíciles en la actualidad en Calais, según las asociaciones en la zona. La prefectura estableció su última cifra entre 550 y 600. La mayoría provienen de Etiopía, Eritrea y Afganistán. El presidente de Francia Emmanuel Macron prometió a mediados de enero en un discurso en Calais, que “en ningún caso” dejará que se vuelva a formar una “Jungla” en ese puerto, refiriéndose al enorme campamento informal de más de 8000 migrantes que fue desmantelado en 2016.