La fiesta del carnaval tiene su origen durante la imposición de la cuaresma previa a Semana Santa, cuando la Iglesia Católica prohibía a sus fieles comer carne o beber alcohol. Así nacieron los días previos al adiós a la carne, aquellos en los que irremediablemente había que someterse al carne-levare (quitar la carne) y durante los cuales el pueblo se entregaba de lleno al placer. La fiesta evolucionó en Europa, y hacia fines del siglo XIX llegaría a Latinoamérica, donde fue tomando identidad propia en cada uno de los lugares donde se arraigó, con el aporte de las culturas originarias.  

En la Argentina, las culturas indígenas del norte se fusionaron con la influencia española: de ese sincretismo nacieron carnavales únicos como los que se celebran en Jujuy y Salta. En el litoral, en los carnavales de Gualeguaychú y Corrientes, hoy dominan las comparsas de influencia brasileña, que a su vez heredaron las costumbres africanas y europeas.

Mientras tanto en Buenos Aires las murgas, de influencia española y claramente rioplatenses, vienen recuperando el brillo perdido durante la dictadura militar, cuando fueron prohibidas. Y en La Rioja, una antigua leyenda indígena le da la razón de ser a la Chaya, el carnaval vernáculo, que cada año llega acompañado de uno de los festivales folklóricos más grandes del país. 

Guido Piotrkowski
Carrozas, pasistas, vedettes y músicos forman parte de la gran fiesta entrerriana en Gualeguaychú.

Por eso febrero, en la Argentina, es sinónimo de carnaval. Este año la fiesta arranca el fin de semana del sábado 10. El feriado largo y el festejo “oficial” serán el 10, 11, 12 y 13  de febrero. Sin embargo, las celebraciones ya comenzaron: en Gualeguaychú arrancaron el primer sábado de enero; en Corrientes el último fin de semana del mes pasado; en Buenos Aires el inicio es este primer fin de semana de febrero; en la Quebrada de Humahuaca desentierran oficialmente al diablo el 10 de febrero, mientras en San Antonio de los Cobres, Salta, el desentierro será el 9. Y en La Rioja, el Festival de la Chaya comienza el 8 de febrero. Como la fiesta se extiende a muchas otras localidades –de Lincoln a Goya, de Dolores a Chaco, bien vale consultar la web www.carnavalargentina.com.ar para contar con una guía carnavalera de punta a punta.

BUENOS AIRES La ciudad tiene los carnavales más antiguos de la Argentina. El primer corso data de 1869, impulsado por Domingo Faustino Sarmiento, que había sido seducido por el festejo de raíces bacanales visto en su paso por Europa. Febrero es, para las murgas, la frutilla de un postre que se cuece a fuego lento durante el resto del año, a fuerza de ensayos, bajo un puente o en una plaza. Las murgas son artífices en la recuperación del feriado de carnaval y cuentan con un pequeño aporte del Estado  que ahora apenas si les alcanza para costear los micros y unos metros de tela para los trajes. Para el resto, como en las letras, hay que aguzar el ingenio. Coco Romero es un referente ineludible en la materia. Como músico, escribió mucho sobre el tema y lleva 30 años dirigiendo el taller de murga del Centro Cultural Ricardo Rojas, un bastión de formación murguera. “El carnaval es una fiesta que el poder puede encorsetar, pero no atrapar. Es la celebración más prohibida de la humanidad. En Buenos Aires pasó por treinta y pico de años de prohibición, y eso es letal”, asegura Coco, quien cree que el festejo local no ha perdido su esencia ni su mística. “Es un carnaval que permite que las murgas desfilen por su territorio –dice Romero–. No como en otros lugares donde se organizan puntualmente en un lugar y en una determinada fecha. Acá se festeja del primer al último fin de semana de febrero”.

Guido Piotrkowski
La murga Los Quitapenas, bombos y platillos que redoblan cada año la apuesta carnavalera porteña.

“La murga para mí es familia. Uno espera todo el año el carnaval. Este mes es hermoso, hay adrenalina en el aire”, dice Laura Frydenberg, integrante de Los desconocidos de siempre, una murga del barrio de Almagro. El carnaval porteño es un espectáculo callejero y gratuito animado con el ritmo pegadizo y las canciones de protesta que imponen las murgas, declaradas Patrimonio Cultural de la Ciudad en 1997. Los corsos fueron prohibidos durante la dictadura militar, pero renacieron al calor de la democracia. La murga es sinónimo del barrio, señal de identidad, como Los amantes de La Boca, Los elegantes de Saavedra o Los caprichosos de San Telmo, por citar solo un par de las más de cien agrupaciones que ya comenzaron a carnavalear por los 29 corsos organizados en los diferentes rincones de la ciudad. La fiesta comenzó el sábado 3 de febrero y se extiende durante todos los fines de semana del mes hasta el 25, incluyendo los feriados de carnaval del  lunes 12 y martes 13 de febrero. 

www.buenosaires.gob.ar/cultura/promocion/programas/carnaval

GUALEGUAYCHÚ “No me imagino sin carnaval. El carnaval me acompañó toda mi vida. Salgo desde los 13 años, cuando me venía a ver el traje con la ropa de colegio”, recuerda Catalina Lagomarsino, una de las tantas reinas que dio este festejo. La fiesta carnavalera más larga de la Argentina dura dos meses y se festeja durante los sábados de enero y febrero, a los que se suman el domingo y lunes de carnaval para desfilar en el Corsódromo, donde entran 40.000 personas. 

Este año arrancó el  6 de enero y cierra el lunes 12 de febrero. Son cinco las comparsas de la ciudad, pero solo tres las que acceden a desfilar cada sábado. Este 2018 les toca a Kamar, Papelitos y  O’Bahía, mientras que Ara Yeví Y Marí Maríu quedan afuera, a la espera de volver en 2019. La comparsa que suma más puntos entre todas las categorías será la campeona de la edición, y así podrá volver a participar en la siguiente. Las otras les dejarán lugar a las que quedaron afuera. Aquí también puede participar el público, y calzarse un traje para salir con su comparsa favorita. 

www.carnavaldelpais.com.ar

Guido Piotrkowski
Brillos, espaldares y lentejuelas adornan cada edición del carnaval correntino.

CORRIENTES “El carnaval de Corrientes es muy artesanal”, define Carlos Lancieri, pasista de la comparsa Sapucay. Hacia fines del siglo XIX, la fiesta se armaba en  las calles. En la década del 60, con el nacimiento de las comparsas Copacabana y Ara Berá, el carnaval se transformó. Hoy desfilan en el Corsódromo Nono Alías comparsas como Ará Berá, Copacabana, Sapucay o Arandú Beleza, y agrupaciones musicales –que no utilizan carrozas– como Samba Total, Imperio Bahiano, Sambanda, Samba Show y Kamandukahia. Hay dos fiestas: el carnaval oficial del Corsódromo y shows en el anfiteatro Cocomarola; y el carnaval barrial, del que participan más de 25 comparsas en seis noches de desfile por los barrios. 

Arrancó el viernes 26 enero y sigue viernes y sábados hasta el 17 febrero. Son diez noches de desfile en el Corsódromo Nolo Alías y dos noches de espectáculos y shows en el anfiteatro Cocomarola, más un encuentro especial para la elección de la Reina del Carnaval.

www.turismo.corrientes.gob.ar

QUEBRADA DE HUMAHUACA En el norte argentino, el festejo caló hondo: se entreveró con el culto a la Pachamama y las fiestas de la abundancia que se celebraban luego de las mingas, cuando los pueblos unían fuerzas para levantar la cosecha y al terminar se despachaban con un fiestón. Si en agosto se pide por la siembra, febrero es tiempo de cosechar y agradecer. De celebrar y dejar a un lado las preocupaciones mundanas. De cantar, beber y bailar. De sacar el diablo y festejar. En la Quebrada de Humahuaca se celebra uno de los carnavales más auténticos del país. Rituales de una cultura ancestral e influencia española se fusionan en esta fiesta que comienza con el “desentierro” del diablo. Cada comparsa se reúne en el “mojón” –en general en la ladera de una montaña– y se desentierra a la criatura para “decretar” el inicio del carnaval. Suenan bombas de estruendo, vuelan harina, talco y papel picado. Día tras día, las comparsas agitan las calles de los pueblos quebradeños al ritmo de huaynos y carnavalitos. Los diablitos, símbolos del carnaval, traen alegría y buena suerte. Todo concluye con su “entierro”, se lo quema para que vuelva a renacer de las cenizas al año siguiente, vigoroso y renovado. El desentierro “oficial” será el sábado 10 de febrero y el domingo 18 de febrero será el entierro. Sin embargo, cada comparsa elige su propia fecha para el entierro y desentierro, y muchas de ellas ya han desenterrado los primeros días del mes. 

“El carnaval es sagrado para el quebradeño –sostiene Walter Apaza, investigador local en materia carnavalera– . Es alegría y es identidad. Cuando nacés, te ponen en la espalda y te llevan a carnavalear”. 

www.turismo.jujuy.gov.ar

 

SALTA En San Antonio de los Cobres llega el carnaval y las diversas comunidades de la zona se visten de fiesta: preparan sus cajas y cantan sus coplas. Se chaya y se agradece a la Pachamama. Se baila entre espuma, serpentina, talco y papel picado. Coplas, comparsas y corsos; carnavalitos, caporales y diablitos. Un entrevero de ritos y costumbres se dan cita cada febrero en el corazón de la puna salteña. “Por ahí, acá somos callados, sumisos, vivimos en los cerros, estamos en el campo. Pero para carnaval todo se transforma, nos olvidamos, no tenemos vergüenza, cantamos, hacemos todo lo que no podríamos hacer durante el año. Hay que sacar el diablo”, teoriza doña Teófila Urbano, integrante de la Comunidad Colla de San Antonio de los Cobres. 

Guido Piotrkowski
Un grupo de diablitos jujeños se alista para la tradicional bajada del cerro en Tilcara.

El 9 de febrero será el Desentierro Carnaval Andino, del que participarán copleros, comparsas, y murgas de la localidad. El 10 de febrero será el XIX Encuentro Intercultural del Carnaval Andino en el que copleros y agrupaciones carnestolendas comparten el canto y la danza carnavalera con los visitantes. Y el 11 y 12 es la hora del Corso de la calle Zavaleta, en donde se encuentran agrupaciones de San Antonio de los Cobres, Salar de Pocitos, Olacapato, Santa Rosa de los Pastos Grandes y Tolar Grande. 

www.turismo.salta.gov.ar

LA RIOJA “Hay un punto de contacto entre la Chaya y el Carnaval, pero nuestra chaya es muy particular, es la fiesta de carnaval del riojano –explica Walter Montivero, periodista local–. El Carnaval es europeo, y esta celebración es anterior a su llegada. La Chaya es muy riojana”. La leyenda cuenta que la Chaya era una indiecita enamorada del Pujillay. Así, durante los días chayeros se hacen “topamientos” y “coronaciones” en los barrios. Acá se recrea el casamiento de la Chaya con el Pujllay. Se trata de un juego en el que dos grupos que se enfrentan en una calle donde se realiza el encuentro de las comadres y compadres. Además de celebrarse en los barrios capitalinos, en Chilecito se festeja uno de los más tradicionales de la provincia. Este 2018, los topamientos serán entre el  4 y 11 de febrero en la Plaza Cacique Coronilla. Habrá desfile de carrozas, comparsas, disfraces y la elección de la Reina del Carnaval. La chaya es también un ritmo folklórico, y un festival: la Fiesta Nacional de la Chaya, que este año va del 8 al 12 de febrero. “Chayar” también significa rociarse con agua. Todo eso es la Chaya, que se condensa en febrero en forma de carnaval. 

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