La caída en la imagen del Presidente y del gobierno se traduce en un aumento de los ciudadanos que se consideran opositores y una baja en los que se reivindican oficialistas. “La segmentación político-ideológica de los argentinos sigue siendo un indicador que se convierte en una de las principales claves para explicar la actual trama –sostiene Roberto Bacman–. Al respecto, se mantiene la tendencia observada un mes y medio atrás: desde mediados de diciembre cada vez son menos los oficialistas y en forma concomitante crecen independientes y opositores. Pero el dato más fuerte, que no debe tomarse a la ligera, es que al día de hoy casi la mitad de los argentinos se autodefinen como opositores a la actual gestión. Si el río suena, algo trae”.

La clave nuevamente está en la economía. Sucede que las opiniones adversas al manejo de la economía no son exclusivamente de opositores, sino que abarcan a grandes sectores que se consideran a sí mismo como independientes e incluso alguna franje que se ubica como oficialista. Entre estos últimos, son mayoría los que dicen que Cambiemos fracasa en el manejo de la inflación, la pobreza y las tarifas. Además, en diciembre, fueron durísimos con la reforma previsional a la que consideraron un recorte injusto de jubilaciones y pensiones. La medida adoptada por la administración Macri golpeó justo en uno de los sectores que más votó al actual presidente, los mayores de 65 años. 



Desde diciembre, los que se consideran oficialistas pasaron del 31 por ciento al 26 por ciento, es decir que los que se situaban como adherentes a la Casa Rosada disminuyeron en cinco puntos. Del otro lado, los que se autotitulan opositores, subieron seis puntos, del 42 por ciento al 48 por ciento. En el medio se mantuvieron estables los que dicen no ser ni oficialistas ni opositores. Por supuesto que los pases no se produjeron de oficialistas a opositores. Los oficialistas pasaron a hacerse independientes y parte de los independientes se pasaron al bando opositor. Pero, como señala Bacman, lo significativo es que hoy por hoy casi la mitad de los consultados se ubican entre los opositores.

En este desbalance para el gobierno pesó la reforma jubilatoria y la serie de aumentos en todas las áreas, en especial en las tarifas. Durante años la principal preocupación de los argentinos fue la inseguridad, pero ahora la economía está al tope de las inquietudes, básicamente por la inflación, los salarios que no alcanzan y la marcha de la economía en general. El CEOP registra un 66 por ciento de los encuestados que sostienen que su principal preocupación es la económica, en esas tres variantes. A esto hay que sumar que ya hay un 30 por ciento que habla de la desocupación como una de las cuestiones al acecho. 

“Es indudable que el gobierno está frente a un verdadero desafío –concluye Bacman–. Debe producir verdaderos cambios que lleguen a la gente. El maquillaje, a esta altura de los acontecimientos no alcanza. Para muestra solo hace falta un botón: casi la mitad de los argentinos está convencida que el decreto firmado por el presidente Macri para congelar salarios de funcionarios e impedir más designaciones de familiares es considerada una medida simbólica. En otras palabras, una cortina de humo. Se acabaron los tiempos de promesas, llegó la hora de realidades concretas”. 

Por supuesto que estas evaluaciones negativas y retrocesos del oficialismo tienen su peso electoral, pero en ese aspecto lo decisivo también está en lo que ofrece la oposición como alternativa. Hoy por hoy, en la Casa Rosada sostienen que cuentan con margen de maniobra porque –según evalúan– confían en alguna recuperación económica y, sobre todo, en el hecho de que no hay ningún proyecto político que aglutine a la oposición.