El empate entre el primero y el segundo del torneo fue tan intenso como el calor que sofocaba en un Pedro Bidegain colmado y con casi 50 mil almas alentando a un solo equipo: el dueño de casa. En la previa, los cánticos de la gente de San Lorenzo recordando a la visita aquello de “hijos nuestros” y una discreta suelta de globos azules y colorados sembraron expectativa. Rubén Botta desató la locura azulgrana a poco del inicio, y en su primer tanto oficial lo emparejó de cabeza un Carlos Tevez que no sólo resaltaba por sus botines celestes sino que se lo vio más cómodo como un armador que como 9. Boca jugó mejor cuando su rival contaba con once jugadores, pero no supo qué hacer con un hombre de más (Facundo Quignon se tuvo que ir en la primera etapa por doble amarilla) y tampoco pudo desnivelar cuando el Ciclón se quedó con nueve (en el complemento, Gabriel Rojas disputó fuerte el balón con Wilmar Barrios, de gran tarea, y el lateral debió retirarse también por doble amarilla). Un partido aparte jugó el árbitro Silvio Trucco, muy cuestionado por la parcialidad local, que con suspicacia hasta se despachó con cánticos contra el presidente Macri. En definitiva, el conjunto de Guillermo Barros Schelotto tuvo todo para ganarlo, pero la distancia entre el puntero y su escolta sigue siendo de seis unidades.

El gol de Botta (un sablazo de fuera del área que dejó duro como estatua a Rossi) y la temprana salida del capitán Pablo Pérez, que retornaba al equipo tras una lesión y volvió resentirse, parecieron descolocar a Boca. Sin embargo, se recompuso enseguida. Poco antes, todo San Lorenzo reclamó una supuesta mano de Barrios en el área visitante que Trucco no consideró. Hasta que un centro de Jara encontró la cabeza de Carlitos para emparejar el trámite y enmudecer el Nuevo Gasómetro. Más tarde hubo situaciones para Cardona y Belluschi desde fuera del área, y lucimientos de Rossi ante un disparo de Blandi (un ex Boca) y de Navarro frente a Pavón. Enseguida, un supuesto agarrón de Goltz a Blandi desató la ira de la parcialidad sanlorencista hacia el árbitro, que ante cada pierna fuerte hacía la vista gorda. Encima, la correcta expulsión de Quignón por un patadón innecesario a Tevez terminó por caldear el ambiente en los segundos 45, donde Boca tuvo todo en bandeja para ganar y el equipo del Pampa Biaggio aguantaba como podía. Entonces ingresaron dos ex jugadores de la casa: Emmanuel Mas y Julio Buffarini. Al primero se lo recibió con indiferencia, pero el segundo directamente fue defenestrado y considerado traidor, aun cuando se sabe que el cordobés es hincha de Talleres. Luego vino la mala expulsión de Rojas y ya en tiempo de descuento, cuando Mas cayó en el área local y Trucco volvía a hacerse el sota, los plateístas no paraban de recordar tanto a la madre del hombre de negro como a las de los dos laterales de Boca.