“Lo mató por la espalda, sin piedad. Lo mató como a un perro”. Así denunció Claudio Enrique el asesinato de su hijo Fabián Exequiel, quien fue baleado por Braian Montes, un agente del Grupo Halcón de la Policía Bonaerense en el barrio de Quilmes. El adolescente es la primera víctima del gatillo fácil en la provincia luego que el Gobierno Nacional inauguró la nueva “doctrina Chocobar”.

El martes a la madrugada, Enrique, de 17 años, apareció muerto en la esquina de las calles Madame Curie y Jujuy, a metros de la villa Los Eucaliptos. El adolescente había recibido tres balazos: dos en la espalda y otro en la pierna y murió en el lugar sin recibir ninguna asistencia.

Durante las primeras horas del martes, pese a que los testigos habían observado que un Volkswagen Polo azul había escapado tras el crimen, no hubo avances para saber quién había baleado al adolescente.

Pero toda esa incertidumbre cambió 24 horas después. Antes que la Gendarmería Nacional completara el peritaje balístico de la zona, Braian Montes, oficial del Grupo Halcón –la fuerza de “elite” de la Bonaerense– se acercó a la comisaría 3° de Quilmes para narrar su versión de los hechos. El agente, quien llegó a la seccional junto al Comisario Inspector del Grupo Halcón, dijo ante los policías que el martes estaba con su auto (el mismo Volkswagen Polo) cuando fue “sorprendido” por dos jóvenes que intentaron robarle su celular. Según su propia versión, Montes abrió la puerta de vehículo, disparó, cerró la puerta, puso primera y se fue. En su declaración nunca aclaró si con sus disparos había herido a una persona.

Cuando la fiscal Karina Gallo, de la UFI N°4 de Quilmes, y sus auxiliares leyeron la declaración del oficial de Grupo Halcón, notaron  incongruencias: en la esquina de Madame Curie y Jujuy, los peritos encontraron cinco vainas de una pistola calibre 9 milímetros –el mismo arma reglamentaria del policía– y cinco casquillos de bala entre la basura, con varios metros de diferencia entre uno y otro. En su declaración, en cambio, Montes aseguró que nunca persiguió a los dos jóvenes y ni se movió de la zona donde estaba el auto.

Los investigadores aún no entienden por qué Montes esperó 24 horas para dar testimonio ni tampoco cómo, al ser integrante del grupo de “elite”, no supo si hirió o no a uno de los jóvenes. Las únicas certezas del peritaje fueron que Enrique recibió dos balazos en su espalda y que estaba completamente desarmado.

Un vocero de la Policía Bonaerense informó a Páginai12 que el oficial del Grupo Halcón fue desafectado luego de su declaración. La fiscal Gallo dispuso el secuestro del arma reglamentaria del policía y caratuló la causa como “homicidio”. 

Este crimen ocurrió en medio de la proclamada “nueva doctrina” del gobierno de Mauricio Macri respecto al accionar de las fuerzas de seguridad. Además de la visita a la Casa Rosada de Luis Chocobar, el policía procesado por haber asesinado por la espalda a un joven que había asaltado a un turista en La Boca. Luego de que se conocieran las imágenes que mostraban el momento en el que Chocobar disparaba al ladrón ya herido en una pierna, el macrismo redobló su apuesta y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció que la idea del Ejecutivo es “introducir en el Código Penal un cambio para que el policía tenga el beneficio de la duda”. 

“Existe una orden explícita de matar. El integrante de la fuerza de seguridad no sólo sabe que el Ejecutivo lo va a salir a defender sino que espera que lo haga. Ellos necesitan policías que tiren por la espalda”, dijo a este diario María del Carmen Verdu, titular de Correpi.

Informe Jeremías Batagelj.