Como ya es costumbre entre los funcionarios de Cambiemos con cuentas en el exterior y alguna que otra offshore en paraísos fiscales –que son varios, empezando por el presidente Mauricio Macri–, el subsecretario general de la Presidencia, Valentín Díaz Gilligan, recibió un cerrado respaldo del Gobierno. Luego de que el diario español El País lo vinculara con una cuenta de 1,2 millón de dólares en Andorra, Fernando De Andreis, superior inmediato de Díaz Gilligan, dijo que el funcionario no tenía ninguna empresa offshore sino que sólo había trabajado como asesor y que “toda la información está a disposición de la justicia y la Oficina Anticorrupción”. En una entrevista que ofreció más tarde, Díaz Gilligan dijo algo ligeramente diferente: admitió que no declaró su participación en la sociedad que tenía esa cuenta bancaria porque tenía pensado irse pronto. A Macri le preguntaron en su conferencia de prensa en Chapadmalal y dijo que esperaba que el funcionario se presentara con la documentación para dar las explicaciones del caso “como hice yo” (ver recuadro).

El jueves a la noche, el sitio web de El País subió una investigación originada en documentos a los que pudo acceder gracias a que Andorra el año pasado levantó su secreto bancario. Allí se detallaba que hasta noviembre de 2014, cuando era funcionario en el gobierno porteño que encabezaba Macri, Díaz Gilligan fue también director de la firma Line Action, dedicaba a la compra y venta de jugadores de fútbol. La empresa estaba radicada en Inglaterra, pero pertenecía en un 100 por ciento a la offshore panameña Nashville North Inc. De acuerdo a la investigación, Line Action tenía a diciembre de 2014 un saldo de 1,2 millones de dólares (980.000 euros) en una cuenta en la Banca Privada d’Andorra (BPA), supuestamente fruto de transferencias vinculadas al fútbol realizadas desde Uruguay.

Cuando fue consultado por el diario español, Díaz Gilligan –que además es vocal en el club River Plate– no negó la versión pero aseguró que había sido un favor que le había hecho a su amigo y empresario futbolístico uruguayo Francisco Paco Casal. “Casal tenía problemas en su país y me pidió un favor. Tenía un juicio con el fisco, que ganó, y no podía figurar”, buscó justificar. Cuando le hicieron notar la coincidencia temporal entre su participación en esa oscura firma futbolística y su cargo de director de Promoción Turística de la Ciudad de Buenos Aires, Díaz Gilligan se mostró sorprendido. “Creí que había cesado en julio de 2014”, dijo sobre Line Action. 

Ayer, ya con la noticia dando vueltas, el funcionario buscó mostrarse más convicente aunque declarando diferentes cosas. “La información en la que se me acusa de haber ocultado un millón de dólares es falsa ya que no obtuve compensación alguna por parte de la empresa mencionada. Ni sueldo, ni honorarios, ni dividendos. Ni durante ese período, ni tampoco posteriormente. Por esta razón es que no tuve ingresos que declarar en la Argentina”, afirmó Díaz Gilligan en unas declaraciones que envió a la agencia oficial Télam. Luego le dio un reportaje a Clarín donde mostró matices. Dijo que la declaración sobre Paco Casal no era cierta y que el periodista de El País lo llamó mientras iba caminando por la calle. Con todo, admitió que pudo haber cometido un desliz cuando al asumir su cargo en la Ciudad no declaró su participación en la sociedad dedicada a los negocios futbolísticos. “Ese es el único punto donde puede haber algo y es lo que voy a aclarar el lunes en la Oficina Anticorrupción. Como la sociedad no la estaba usando ni estaba cobrando ni obtenía dividendos... No tenía nada y había pedido salir y como esa salida era inminente no la tenía declarada”, le dijo al diario. 

Unas horas antes, desde Chapadmalal, De Andreis lo había defendido en la conferencia de prensa que compartió con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Aseguró que el Gobierno estaba “tranquilo” con las explicaciones que ofreció el funcionario y que Díaz Gilligan “no tiene ninguna empresa offshore ni nada que se le parezca, sino que asesoró a distintas compañías argentinas y extranjeras, y ésta es una de ellas”. En realidad, lo que el propio Díaz Gilligan contó fue que formó parte de la sociedad, no que era un simple asesor como dijo De Andreis.