El dólar cotizó ayer a 20,48 pesos, con un incremento de 20 centavos y cerrando en un nivel récord. Las tensiones cambiarias se explican por factores tanto externos como del mercado interno. Existe un combo que potencia la demanda de divisas y modera el ingreso de capitales del exterior. Este diario revisó cuáles son los principales factores que están provocando el alza persistente del tipo de cambio. Se trata de elementos que exceden la coyuntura y muestran las dificultades estructurales a las que se enfrenta la economía en el mediano y largo plazo.   

Menor optimismo

La dolarización de carteras volvió a presionar en la plaza cambiaria, en la cual se viene moderando el ingreso de divisas de fondos del exterior que especulan con el precio de los activos argentinos. En el mundo financiero internacional empiezan a mostrarse más cautos a la hora de comprar acciones, bonos e instrumentos financieros locales y ya miran otras economías emergentes de la región, como Brasil. 

El riesgo país cerró ayer en 399 unidades. La Argentina paga un diferencial de tasa de casi cuatro puntos porcentuales respecto del rendimiento de Estados Unidos. Asesores del mercado local ya alertan a sus clientes sobre una alta probabilidad de caída en el precio de los bonos en los próximos meses. Aseguran que será el resultado del cambio de humor de grandes inversores respecto de la estabilidad de la economía argentina.

Reserva Federal

La suba de la tasa de intereses de Estados Unidos es otro elemento que tensiona la plaza de cambios porque los capitales comienzan a retornar a los países desarrollados. Los bonos del Tesoro norteamericano a 10 años en el mercado secundario ya rinden cerca del 2,90 por ciento. Es el indicio que los tiempos de financiamiento barato para los países emergentes empiezan a agotarse. 

Economistas de diferentes corrientes plantean que Estados Unidos no sólo busca subir la tasa de interés para enfrentar una mayor expectativa de inflación, que aún sigue siendo baja, sino que pretende atraer a los capitales del mundo para que regresen a su mercado interno. Se trata de una política que le permite capturar recursos para financiar el programa de obras públicas de la administración Trump.

Sequía

La peor sequía de los últimos 44 años es un elemento que adelanta un menor nivel de exportaciones de cosecha y, por tanto, un menor ingreso de divisas a la economía. Esto incrementa las expectativas de un dólar más alto para los próximos meses y promociona la compra de dólares para cubrirse de posibles saltos de la cotización. 

Si bien la menor venta en toneladas de soja podría compensarse por una suba de los precios, debido a la menor producción en el país, uno de los principales jugadores a nivel mundial de esta materia prima, los reportes agropecuarios adelantan que la soja no subirá de precio por la supercosecha en Brasil. 

Tasa de interés

El otro elemento interno que incentiva la dolarización de carteras es la insistencia del Gobierno de bajar las tasas de interés en pesos. En la última licitación de Lebac el Central redujo los rendimientos de las letras y el resultado fue que no consiguió renovar unos 80 mil millones de pesos. La inflación se acelera, la tasa de interés baja y la respuesta natural de los inversores es refugiarse en divisas.  

El Central perdió el manejo de la política monetaria. Hoy deberá decidir en la reunión de directorio qué hace con la tasa de referencia. Pero ese encuentro es una formalidad porque las decisiones ahora las toma el Ejecutivo. La orden es avanzar en forma gradual a tasas de interés más cercanas al 20 que al 30 por ciento. 

Fuga de divisas

La salida de dólares constante de la economía, tras la desregulación de los flujos de capitales, es otro elemento de presión cambiaria. La compra mensual de dólares para ahorro del sector privado ya se ubica entre los niveles más elevados de la historia. Un punto que preocupa en el mercado es que esta dolarización (fuga de capitales financieros) se potencia por los desbalances récord de la cuenta corriente (fuga de capitales comercial). 

El resultado entre las exportaciones e importaciones ya arroja un rojo de casi 1000 millones de dólares por mes y es uno de los desequilibrios más importantes en décadas. Las importaciones suben a un ritmo del 32 por ciento interanual, con una economía que apenas crece. Es una inconsistencia que ninguna economía pueda mantener de forma indefinida.