En relación a la despenalización del aborto el arzobispo de Santa Fe y ex presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo, emitió un documento en el que señala que "no es un tema primariamente religioso, es humano, jurídico y va a depender de las decisiones que debe tomar la sociedad a través de sus leyes". Expresa también su deseo de que el asunto sea debatido, que "el tratamiento sea sincero, reflexivo e integral" y reafirma que para hacerlo "el ámbito propio de la democracia es el Parlamento, donde los legisladores como representantes del pueblo tienen por misión la elaboración de las leyes llamadas a orientar y regir la vida de la comunidad". Para el arzobispo "el aborto nunca es una solución, siempre será un drama".

Arancedo dio su respaldo al comunicado emitido en el mismo sentido por la Comisión Ejecutiva del Episcopado, encabezada por el titular de San Isidro, Oscar Ojea, destacando que "es una palabra clara al servicio de la sociedad, que tiene su fundamento en la certeza de la existencia de la vida humana".

Para el arzobispo santafecino "el tema del aborto no puede quedar (...) librado a una decisión personal sin referencia al marco de una ley que proteja el valor de la vida, junto al acompañamiento integral de la persona". Porque, dice el obispo, "no estamos ante un acto privado sin consecuencias jurídicas y sociales" y por tal motivo  "el Estado mismo, con sus poderes constitucionales, no puede estar ausente".

Según el eclesiástico "en estos temas en los que se habla de vulnerabilidades, que son reales, cuesta aceptar que la referencia al aborto sea considerada como un acto humanitario para con las mujeres pobres" porque eso, señala, "es minimizar el problema". Y en virtud de ello Arancedo considera que  "cabe a la política buscar una respuesta que no sea la supresión de un término del problema, sino crear las condiciones para el bien tanto de la vida por nacer como de la madre" porque, agrega, "no hablamos de una vida sino de dos".

Argumenta el obispo que "no es correcto ni justo, aislar la libertad como un poder absoluto de decisión, frente a la existencia de un nuevo ser que es autónomo pero no independiente" y por tal motivo "es necesario avanzar políticamente en temas que hacen a la prevención y a la 'educación sexual integral que capacite para la decisión libre y responsable de concebir una vida nueva'", dice citando el documento de la Conferencia Episcopal (CEA).